El recurso de la fe

El recurso de la fe

SUCRE VÁSQUEZ
Dice San Pablo que «la fe es la certeza de lo que no se ve…» y todo lo que hace falta para entrar en una nueva dimensión de la existencia es confiar, hablar con proximidad, certeza, con la Entidad que rige el movimiento planetario, de las estrellas y del átomo, religiones aparte, aunque cada uno proceda según su convicción.

Judíos, cristianos, musulmanes, hinduistas, budistas, todos buscan y si usan el lenguaje de la fe, darán con la clave mágica, que abre un abanico de posibilidades, infinitamente más tangibles e inmediatas que el rayo de luz.

La proximidad con esa Fuerza Universal es proporcional al nivel de lenguaje que se emplea; por ejemplo el animal irracional más inteligente no puede hilvanar ideas, pero sí reacciona a sonidos o gestos, lo que imposibilita comunicarse con esas especies más allá de los rudimentos de lo indispensable.

Ese mundo paralelo, que corre parejo, en sintonía, con éste y otros mundos, del que me hablaba con certeza mi padre Horacio, aún conociendo mi escepticismo de entonces, pero falta la idea, vehículo esencial que transporta tanto a descubrimientos físicos como de nuevos esquemas y planos mentales. Hace más o menos cuatro mil millones de años que existen las condiciones para la vida en la Tierra, y tan sólo 150 mil años del hombre, con cerebro de dimensiones humanas. Entonces, como ahora, estaban todos los elementos materiales para la fabricación de un avión supersónico, un cohete, una bomba atómica, la radio, la televisión o la Internet, sólo faltaba la idea, el verdadero soplo que despierta y anima.

Para hablar de un continente a otro se necesita de un celular, posibilidad que el propio Arquímedes, el profeta científico que deja sentadas las bases de la navegación moderna, no pudo visualizar, como puede ser ahora, para el hombre moderno, la comunicación posible mediante la simple oración, sin ripios ni formatos. Cada vez, el hombre se vale más del artificio, fruto de la idea, la observación y la revelación que es la chispa que inicia todo proceso científico.

Allá en Egipto, cuando se revela la escritura, desde entonces el hombre de ciencia, física y social, comienza dejar a un lado la memoria natural por la de papel y ahora, en la presente era, estamos, paulatinamente, pasando a la memoria electrónica, para registrar las ideas y establecer la comunicación.

Sin embargo, la comunicación que trasciende este plano físico, es la memoria natural, que viene con los códigos extrasensoriales y que permite entrar en comunicación directa, inmediata, con Él, que rige el Universo, el crecimiento de la flor, la danza de los peces, la disposición de los genes y el movimiento de las estrellas.

La memoria de papel, y ahora la electrónica, palancas que posibilitan el progreso material en el mundo físico, debieran estar siempre subordinadas a la naturaleza del pensamiento y la razón humana, como la memoria del Ser debe estar primero que todo pensamiento o ecuación.

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