El reencuentro con lo verde: bálsamo ideal para el alma,  el ánimo y los sentidos

El reencuentro con lo verde: bálsamo ideal para el alma,  el ánimo y los sentidos

El contacto con la naturaleza es un bálsamo para el alma, el ánimo y los sentidos. Diferentes propuestas para mejorar nuestra salud psicológica y emocional en Semana Santa.

Las breves vacaciones de Semana Santa pueden ser una excelente ocasión para cambiar el habitual paisaje urbano de cemento, acero, cristal y contaminaciones sonora y atmosférica, por el calmante color  verde de las plantas, el trinar de los pájaros y las caricias de los rayos solares, la brisa y el agua pura.

“Un fin de semana largo en un sitio de campo, bosque, playa, montaña o incluso disfrutando de los entornos naturales cercanos, como un parque o sendero, pueden renovarnos por dentro y fuera”, señala el doctor Santiago de la Rosa, médico naturista, experto en bioenergética y medicinas complementarias.

“La pausa de Semana Santa, sobre todo cuando se realiza en contacto con la Naturaleza, se convierte en una ‘cura de salud’, una desconexión intelectual, un escape de la prisa que produce angustia, ansiedad y estrés. Es una oportunidad para ver las cosas más claras y reencontrarse con uno mismo, en una especie de retiro espiritual”, señala el médico. “Si durante las minivacaciones nos bañamos, tomamos el sol, estamos más tiempo desnudos y con la piel sintiendo la brisa, los rayos solares, el agua y el yodo marino, todo eso beneficia nuestra salud física y mental», explica Santiago de la Rosa. 

“Pasear estimulando el olfato, la vista, el oído, y el tacto, así como la mente y las emociones, con el aroma de las flores, la frescura de un parque, el sonidos de las olas o la vista de un paraje natural, hace que nuestro cerebro libere endorfinas: unas sustancias que aumentan nuestro bienestar y reducen el dolor”, explica Cristina Flames, experta en actividades de aire libre.

Tierra, mar y  montañas:  son saludables!.  “En vez de ignorarlas, hay que redescubrir la riqueza de matices que dan las sensaciones naturales más insignificantes, como la temperatura del aire que roza nuestra piel o el tacto de las hojas.  Nos ofrecen infinidad de pequeños placeres”, señala Flames.

La experta aconseja tenderse sobre el césped, boca arriba, respirar tranquilamente y sentir como nos relajamos y descansamos sobre el planeta. “Si imaginamos que la fuerza de gravedad atrae todo lo que nos pesa en la vida hacia el centro del planeta, el sentimiento de protección, apoyo y seguridad que nos dará la Madre Tierra resultará muy reconfortante”, señala.  “Caminar por un parque, bosquecillo o zona verde fomenta la liberación de endorfinas.

Basta con avanzar con paso regular y constante sin forzarse, dejando que sus brazos se muevan naturalmente. Andar descalzo sobre la arena, el césped o la tierra, favorece la salud de los pies”,  explica Antonio Gallardo, entrenador deportivo de la Universidad Carlos III de Madrid

Según Gallardo, “las otras actividades aeróbicas que se pueden realizar en la Naturaleza (bicicleta, senderismo, escalada, natación), también ayudan a liberar abundantes endorfinas”.  “Ríos, pantanos, lagos, arroyos. La capacidad del agua para producir diversos estímulos (frío, calor, presión, movimiento) beneficia el organismo de muchas maneras”, dice Gallardo.

Según el entrenador, “en las zonas marítimas convergen tres factores que desintoxican el cuerpo: los baños de sol, una atmósfera rica en ozono y el agua salada, que contiene minerales y sustancias saludables, y cuyas olas ejercen un masaje que ayuda a aliviar la depresión, el insomnio y la fatiga”.

“El ambiente limpio, seco y cargado de oxígeno y ozono, de las montañas -sobre todo con bosques – contribuye a respirar mejor.

 

 

 

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