El reenfoque de Grimaldi

El reenfoque de Grimaldi

El embajador ante la Santa Sede,  Víctor Grimaldi,  publicó en el periódico digital Al Momento, y glosado en este diario, un artículo dedicado al Cardenal López Rodríguez,  destacando la notable labor de concienciación que lleva a cabo en su labor pastoral como jefe espiritual de la Iglesia Católica, y en el mismo insistía acerca del reenfoque que se necesita para enderezar este rumbo de modernización que ha destruido, en todos los países,  a la familia y a la sociedad.

 El reenfoque, o enderezar el rumbo, es la acción que debería emprenderse para intentar un renacer de los valores que se han perdido, por el embate del avance del modernismo mundial, provocando reacciones muy variadas en la conducta humana, que van desde el incremento de la violencia hasta un desenfreno de las relaciones de parejas transformadoras de todos los comportamientos, que  ponen como meta la máxima satisfacción de la buena vida en las sociedades postmodernas.

Se habla del auge de la violencia, la cual debe verse como una consecuencia del acaparamiento de riquezas en el más alto nivel social, cuyos estilos de vida contrastan de cómo vive la mayoría de las sociedades, con el tremendo lastre de las  clases marginadas de elevada pobreza, que incitan a sus miembros a agredir a los que más tienen para satisfacer mínimamente sus necesidades, que al ver la opulencia y bienestar con que viven otros, los estimula a cometer los actos violentos de asaltos y agresiones.

Reenfocar nuestras sociedades es una tarea muy ardua, ya que los responsables de emprender tales acciones sufren del mal, que pese a sus prédicas y regulaciones, están empeñados en elevarse socialmente y sus planes carecen  de la fuerza moral para impactar en los demás estamentos sociales.

Mientras los ricos solo buscan aumentar sus riquezas y exhibirlas con mansiones opulentas, medios de transporte modernos y evitar que los gobiernos le impongan más cargas fiscales, los grupos menos agraciados luchan por sacudirse de sus limitaciones económicas y recurren  a cruzar la frontera de la legalidad de una forma u otra.

Ese reenfoque de Grimaldi  impactaría en los sectores oficiales, en donde se cocinan  los más variados delitos, que van desde los militares y policías  convertidos en asociaciones de delincuentes para el robo y el atraco, hasta los funcionarios que han hecho del dolo, en perjuicio de los bienes públicos su forma de vida y fuente de riquezas apabullantes en países con sectores sumergidos en una abyecta marginalidad.

¿Dónde se rompió el cordón umbilical entre los altos valores que se fomentaban en las sociedades tradicionales a lo que ahora se vive en el planeta? No hay dudas que el final de la II Guerra Mundial marcó el inicio de una gran transformación social, que no lo ha detenido el acelerado avance de  los medios de comunicación, que cada día nos traen un nuevo artilugio que acelera los conocimientos, atrayendo los grandes desastres morales que afectan a las sociedades.

 Los humanos, para sobrevivir como seres civilizados y mínimamente organizados y respetuosos de ciertas normas de conducta, tendrán que disponerse  a rescatar aquellos valores que en épocas determinadas trazaron las pautas de la convivencia social. Lo que vivimos ahora ya las anteriores civilizaciones que han poblado la Tierra han atravesado situaciones similares, pero ahora se ve más apabullante por tantos medios modernos para el disfrute de la vida.

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