El refajo

El refajo

Hubo un tiempo en que el refajo era una pieza fundamental en el vestido femenino. Cubría la parte inmediatamente debajo de la falda, se usaba con crinolina y sin crinolina, pero siempre se usaba. El que se le viera el refajo a una mujer era algo que movía la curiosidad masculina que intentaba adivinar qué había más abajo.

En nuestro país, donde muchas cosas se toman a relajo, había una frase cuyo origen desconozco pero que pronuncié muchas veces: “va para Moca”, lo que se comentaba a las mujeres cuyo refajo sobresalía de la parte posterior de la falda o del vestido, para que acomodara la prenda.

Era el tiempo en que cuando un hombre olvidaba abotonarse la bragueta, se comentaba para informarlo: está botando sangre por la nariz.

La frase del refajo ha sobrevivido como referencia a que pese a querer ocultar cualquier asunto, la persona es descubierta y se comenta: se le sale, o se le ve el refajo.

Cuando desapareció la crinolina, que abultaba la parte posterior del vestido, en un intento de engañar a los hombres o de ocultar la falta de atributos llamativos, quedó el refajo como prenda que cubría el recato de las mujeres.

El refajo contribuia a ocultar el contorno femenino cuando una mujer cruzaba a contraluz frente a un hombre.

El refajo tomó el camino de la crinolina y el contorno silueteado de los cuerpos femeninos contribuyó a la aceleración de un destape que concluyó cuando la bella Sharon Stone demostró, con un simple cruzar de piernas, que la pudibundez estaba, definitivamente de vacaciones, puesto que había sustituido el panty por un hermoso monte de Venus al descubierto. 

El domingo pasado el Presidente Hipólito Mejía pronunció unas palabras en una reunión interna del Partido Revolucionario Dominicano en Santiago. El ex mandatario dijo: “Un grupo de bandoleros políticos se ha robado el país, por eso lo amenacé y seré su enemigo siempre, porque no es posible que se roben el país en perjuicio de tanta gente que está pasando trabajo”.

Más claro, el agua limpia que mana de las montañas. Hipólito no se refirió a persona alguna. Se limitó a colgar un traje muy bien confeccionado que le entalla perfecto a los “bandoleros políticos que se han robado el país”.

Un sector de la prensa nacional publicó que Hipólito había dicho que era enemigo de Miguel Vargas. Muchos comentaristas, ahogados con su propia saliva, se pasaron de sandeces con ánimo de contribuir a la división del PRD, a todos se les quemó el papelón y se les vio el refajo. Esas publicaciones forman parte de la conspiración que pretende tiranizar el país.

El hablador y el cojo no llegan lejos sin ser descubiertos.

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