El refinamiento de los tapujos

El refinamiento de los tapujos

FEDERICO HENRÍQUEZ GRATERAUX
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La sociedad contemporánea –dijo el teatrista, levantando una mano para señalar hacia la calle– está compuesta por engranajes mecánicos; no tiene latidos, ni movimientos respiratorios, al modo de hombres y animales; en lugar de aliento y pulso hay bocinazos, chirriar de frenos, graznidos de pájaros, pitazos de las alarmas que protegen las cajas registradoras.

Solo ruidos superpuestos que no llegan a convertirse en música: émbolos, bielas, motores. Nuestra época postula y exige una poesía epiléptica. Un orador que pretenda decir la verdad, deberá subir al podio armado de un garrote. Un leño bastaría si el auditorio fuese de estudiantes; si se tratara de otro público sería obligatorio llevar armas de fuego. La verdad tiende, ella misma, a ocultarse; la han acostumbrado a los tapujos más refinados.

El «testimonio» de un presidiario enfermo, en la mayor parte de los casos, es un recurso de los abogados dirigido a «adormecer» a los jueces para que impongan sentencias más benignas. Las «confesiones de una coqueta en retiro» sirven para que un editor venda «historias picantes», eludiendo el rótulo de pornografía. Un funcionario público «decepcionado», que anuncia «grandes revelaciones», podría ser un difamador pagado por un partido político de oposición. En nuestros días existen delincuentes «acusadores», niños asesinos, predicadores religiosos que recomiendan magnicidios, sacerdotes pervertidores; una gama de personajes nunca soñada por los dadaístas.

Dos estudiantes de filología romántica han presentado una tesis doctoral sobre la literatura emboscada o disfrazada. Antifaz de las letras o máscara expresiva premeditada, es el nombre técnico con que el tutor de la tesis, Cándido Maldonado PhD, ha designado ese ensayo de «camuflaje» literario. A los dos estudiantes –uno dominicano, otro puertorriqueño– les fue concedido el más alto académico: sobresaliente. Inspirado por esa atrevida tesis de los dos estudiantes antillanos, el mencionado teatrista de Cataño lanzará este año la «novela tubular»: El refinamiento de los tapujos. En esa obra los personajes llevarán gafas obscuras, sombreros de alas anchas, los cuellos levantados hasta las orejas, pantalones de tres colores, todo lo que sirva para ocultarse o engañar. Numerosos políticos del Caribe y Centroamérica se han inscrito ya en un próximo curso acerca de la novela tubular y el novísimo «Teatro de Capuchón».

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