El regreso de la economía del oro

El regreso de la economía del oro

Los números de los primeros seis meses del 2014 están diciendo que la explotación del oro es determinante para el equilibrio macro-económico de corto plazo. Por el alto precio del metal, la economía creció 5.2% y la producción de oro casi cuatro veces más, el déficit en la cuenta corriente (US$774.3 millones) similar al del primer semestre del 2013 y en US$148 millones aumentó el flujo de inversión extranjera (US$1,130.1 millones). La actividad podría ser una bendición en el largo plazo, condicionado a que continúe, como lo ha venido haciendo la DGII, el control de la distribución de renta, 50% para Barrick Gold y 50% para el Gobierno. Además, que los fondos se inviertan y que la exportación de oro, respecto al valor total exportado, porcentualmente y con el tiempo se reduzca en lugar de aumentar, aunque cada año sea mayor el volumen, para que la actividad no sea determinante en el crecimiento del PIB, ingresos del fisco y balanza de pagos.

De no cumplirse las condiciones, exportar oro podría convertirse en una maldición, tendríamos la economía dependiendo del buen precio del metal en el mercado internacional, de la buena suerte. Estaríamos regresando a la época cuando reinaba su majestad el azúcar, la macroeconomía dependiendo del precio del dulce en el mercado internacional, el que tenga duda que revise la historia económica del último cuarto del siglo XIX, cuando en promedio y en el total exportado el azúcar representaba 22%, a partir de 1900 y hasta 1975, el índice oscilando entre 46% y 30%.

Nos cuenta la historia que cuando el precio era bueno se generaban incentivos que los gobernantes utilizaban políticamente, se excedían en el gasto corriente, también para mantener malas políticas macro-económicas. En lo fiscal, por ejemplo, permitieron la reducción de otros impuestos en el total de ingresos, aumentando la vulnerabilidad del presupuesto, lo demuestran los déficits durante los gobiernos de Ulises Heureaux que aumentaron la deuda. Cuando el precio del dulce se deprimía, sucedía con frecuencia como consecuencia de la desaceleración del crecimiento de la economía mundial, se generaban fluctuaciones en los términos de intercambio (valor exportaciones/valor importaciones), entrando la economía en recesión por el peso relativo de la industria azucarera.

Dependencia y oscilaciones que deben evitarse con el retorno de la economía del oro, puede lograrse cambiando la política fiscal, de anti cíclica como ha sido desde el 2005 a cíclica. En la práctica funcionaría de esta manera. Se fijarían metas anuales para el balance fiscal (déficit/superávit) y se harían estimaciones para el precio del oro. Si el observado supera el precio estimado el gobierno estaría en la obligación de guardar el excedente en una cuenta soberana, que ganando intereses competitivos abriría en el Banco Central. Cuando suceda lo contrario, que el precio observado sea inferior al estimado, para cerrar la brecha entre ingresos y gastos del presupuesto el Gobierno giraría la cuenta, evitando nuevos endeudamientos y caída en la actividad económica.

La nueva política fiscal, que debe pactarse con la oposición y el sector privado, además de evitar que la economía del oro determine el bienestar de la población en el corto y largo plazo, sería fundamental para reducir el elevado indicador deuda pública/PIB.

 

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