El regreso de Leonel Fernández

El regreso de Leonel Fernández

De acuerdo con la mayoría de las encuestas publicadas en el país en los últimos meses, es casi seguro que el doctor Leonel Fernández sea electo Presidente de la República este domingo o en la segunda vuelta, dentro de 45 días. De manera persistente y con una tasa que supera el 50% de la población en edad de votar los entrevistados han dicho que quieren cambiar de gobierno y han preferido, en la oferta, al expresidente Fernández.

La popularidad del Presidente Hipólito Mejía, un hombre simpático, con el humor a flor de piel y presto siempre a envolver en carcajadas los temas más serios y graves del país, se ha caído con la misma persistencia con que ha aumentado la de su opositor y candidato del Partido de la Liberación Dominicana. En el 2000 ganó los comicios con una suma fabulosa de votos, cabalgando sobre la impopularidad del gobierno peledeista, la hermosa tradición democrática del Partido Revolucionario Dominicano y el dolor y la compasión que provocaron en la población la muerte del doctor José Francisco Peña Gómez, el carismático líder del PRD.

Pero la gestión de gobierno de Mejía no ha sintonizado con la población como se esperaba. Desde muy temprano desarrolló un estilo de roces y en ocasiones hasta confrontación con sectores estratégicos de la nación, sobre todo con los empresarios, la prensa y núcleos valiosos de la sociedad civil. Pero más allá de estos hechos su punto débil ha sido el manejo de la economía. Sin dudas los efectos de los actos terroristas contra Estados Unidos y la crisis de Irak afectaron en un primer momento las economías pequeñas como la dominicana, pero hay un serio cuestionamiento al desempeño gubernamental en medio de estas dificultades.

Las estadísticas económicas oficiales señalan que hubo una rápida recuperación de los efectos negativos generados por esos hechos. Posteriormente, incluso, el turismo consiguió establecerse en unos niveles de crecimiento superiores a los que tenía antes de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York. Las remesas nunca disminuyeron y el retroceso de las zonas francas fue casi imperceptible. Pero el gobierno elevó sus gastos operativos como si nadara en bonanza, en ocasiones dio la impresión de que estaba dispuesto a tomar todos los créditos que se le ofrecieran, sin importarle sus condiciones financieras, y elevó los impuestos en un momento cuando los distintos gobiernos disminuían los tributos como un recurso para combatir el negativo entorno internacional.

Después llegó la crisis bancaria. El manejo de esta crisis por parte del Banco Central y del omnipresente gobierno central envolvió a la administración Mejía y al país en un trance financiero, monetario y cambiario similar a un despeñadero. La calidad de vida ha descendido hasta niveles pocas veces vistas en el pasado, el desempleo ha aumentado, empresas de todos los tamaños quiebran y los viajes ilegales hacia Puerto Rico han aumentado en tal magnitud que las autoridades boricuas han expresado su alarma.

En medio de esta crisis y contrariando la tradición y la doctrina de su partido, el Presidente Mejía impuso en el Congreso Nacional una reforma Constitucional cuyo único propósito fue derogar la disposición que prohibía la reelección presidencial. Así se hizo y la división al interior del PRD no se hizo esperar.

Es obvio que estos hechos han consumido la popularidad y la simpatía del Presidente Mejía. El beneficiario directo ha sido el Partido de la Liberación Dominicana, un partido que tras el fallecimiento de su líder Juan Bosch lo que hizo fue fortalecerse, hacer una transición suave y abrirse a la sociedad. El reformismo no ha podido beneficiarse del deterioro del gobierno y del PRD debido a razones ideológicas y a la profunda crisis interna que lo afecta.

El doctor Fernández se encamina, pues, hacia la Presidencia de la República. Su gestión durante el período 1996-2000, de alto crecimiento económico, de organización de la administración pública, de construcciones urbanas, de decencia personal y de crecimiento institucional constituyen, en estos momentos, una referencia diferenciadora. Las encuestas así lo indican y lo han apuntalado para una primera vuelta, una hazaña que requerirá una votación superior a un millón, 800 mil votos. Hay quienes creen que este performance no será posible debido a los esfuerzos que hace el gobierno y el PPH para que haya una segunda vuelta. Aún así, los sondeos siguen favoreciendo al expresidente de la República y presidente del PLD.

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