El reino de los “averiguados”

El reino de los “averiguados”

La revelación ayer por la Fiscalía del Distrito Nacional y el Departamento de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de que un joven detenido se dedicaba a “jaquear” cuentas de correos electrónicos para chantajear empresas y personas bajo amenaza de divulgar información privada o confidencial, me han hecho recordar que en la isleña república de Farafangana, cuyas coordenadas y circunstancias relaté antes, el espionaje era una pasión nacional. 

Hasta los más insignificantes ciudadanos temían usar el teléfono y tomaban precauciones como si fuesen personajes de una película de Jason Bourne. La Dirección Nacional de Averiguaciones (DNA) había sido la creación de un antiguo dictador de Farafangana y funcionaba como una mezcla de la Central Intelligence Agency (CIA) y el Federal Bureau of Investigations (FBI), de los Estados Unidos, y otra gran institución de esa misma tierra prodigiosa de Madison, Jefferson y Lincoln: el Gran Circo Barnum & Bailey. El aspecto circense de la DNA consistía en que más del ochenta por ciento de sus agentes se enorgullecían tanto de su filiación que se le hacía difícil mantener mucho tiempo en secreto su condición de espías, fisgones, calieses, agentes o comoquiera que se les quisiera llamar. Periodistas de pocas lecturas y ambiciosos se asociaban a espías privados para “resolver” amenazas de chantaje. Su impunidad hizo florecer el “negocio”.

Una vez, un director de la DNA quien había vivido algún tiempo en los Estados Unidos, quiso mejorar la calidad de algunos de sus agentes, y copiando el ejemplo de la CIA, hizo publicar un anuncio: “Gran oportunidad de empleo.  Para aquellos individuos extraordinarios quienes buscan un trabajo que sea más que cualquier empleo, esta es la oportunidad de iniciar una carrera que exigirá de usted el máximo de su inteligencia, de su confianza en sí mismo, y de su responsabilidad. Si usted tiene gusto por la aventura, una personalidad fuerte, una inteligencia superior y un alto grado de integridad, nos podría interesar entrevistarle”.

El número de solicitantes fue tan abrumador que al otro día debieron publicar otro aviso indicando el cierre de la recepción de solicitudes de empleo. Que tanta gente quisiera trabajar como espía no sorprendió a ninguno de los jefes de la DNA, pero sí puso nerviosos a muchos de sus empleados, quienes sintieron una gran inseguridad laboral. Una revista turística designó a Farafangana como “el reino de los averiguados”.

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