El relato oficial

El relato oficial

Guido Gómez Mazara

Estructurar la realidad por la fuerza de lo mediático crea las bases de una verdad oficial. Ahora bien, asumir como acontecimiento cierto lo que se consigue por la fuerza de la inversión propagandística nos conduce por los caminos de la incredulidad. Inclusive, la reacción ciudadana es de indignación al percibir las distancias entre la burbuja idílica y la realidad.

En el país, tenemos jurisprudencia fresca: la administración del PLD gastó 12 mil millones de pesos en publicidad del 2018- hasta abril del 20. Aunque impusieron un candidato, no lograron convencer a la sociedad.

Tengo la impresión de que la exitosa estrategia del cambio, de resultados electorales favorables, está calcando los criterios de orquestar un relato oficial por la fuerza de los recursos y no conectando sus políticas públicas con el corazón de los que sienten un avance sustancial. ¡Terrible error!

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Intuir y/o darse cuenta que un ejército de adictos al presupuesto nacional, sirven de promotores del oficialismo nos remite a la escasa vocación por establecer una auténtica diferencia con lo que se superó en las urnas.

A la vista de todos, los ayer entusiastas de la pasada administración, se parquean en programas televisivos, radiales, prensa escrita y redes, dándole un pecuniario impulso a la continuidad reeleccionista. No soy ni seré contrario al modelo estadounidense de dos períodos consecutivos. Ahora bien, observar las maromas discursivas de históricos dirigentes, desdiciéndose y bailando al compás coincidente con los que tres años atrás calificaban de bocinas, revela el deterioro ético y la falta de consistencia de un altísimo porcentaje de exponentes de la jauría política.

Andar en las burbujas de una inversión gubernamental que supera los 7 mil millones en publicidad en lo que va del año, provoca que se confunda percepción con el día a día de la ciudadanía. Inclusive, asociar o pretender superar los niveles de popularidad en la actualidad con la histeria de simpatías del año 2020, lo único que demuestra es la desconexión con la realidad.

Ya el mundo global nos pauta el despertar, vía observación y toma de conciencia de los ciudadanos. Aquí, la favorabilidad de una aspirante presidencial terminó en un lejano tercer lugar. La percepción derrotando la realidad. Y mucho más reciente, en Guatemala, los electores impidieron por la fuerza de los votos que intereses económicos decidieran por ellos. Bernardo Arévalo no aparecía en las encuestas, pero era el candidato que preferían los guatemaltecos.

Lo lamentable es que muchos siguen creyendo que el relato oficial vota.

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