El relevo tiene que atreverse

El relevo tiene que atreverse

Glenn Davis

El 2019 promete ser un año de grandes retos para quienes están dentro de la actividad política en la República Dominicana, pues los potenciales escenarios, a lo interno de los partidos y en el ámbito general, tienen su complejidad marcada a leguas.
Ahora que el país cuenta con una normativa legal (Ley No. 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos políticos), que regulará la vida de los partidos políticos y el accionar de sus militantes, es cuestión de tiempo para saber cuál será el norte a seguir por los dirigentes de larga data dentro de cada una de las organizaciones activas en nuestro sistema.
Aunque en el discurso se muevan los mensajes de la renovación y el relevo, lo cierto, y la historia lo refleja, es que a los “viejos robles” de la política les cuesta un mundo pasar la antorcha a todo aquel que muestra interés de ocupar una posición electiva o a lo interno de la organización que fuere, pues estos han encontrado una bendición fingida de frente y un rostro replegado a sus espaldas.
Volviendo a la Ley de Partidos, en un aspecto positivo, la juventud finalmente cuenta con una cuota que le garantizará representación en el congreso y en las alcaldías. También, la mujer, evidentemente tendrá más oportunidades, ya que ahora en vez de un 33% contará con un 40% de cuota, sumado a que muchas de ellas podrán participar por el espacio otorgado a los jóvenes.
¿Será esto suficiente para el relevo generacional que demanda la población? Fíjense que no, ya que la base legal solo crea los espacios y las oportunidades; ocuparlos dependerá del esfuerzo individual. Los tiempos cambian y en cada momento debemos estar reinventándonos para poder estar acorde con las circunstancias, solo que esa lógica no se aplica mucho en la política.
Una cosa es segura e inevitable para nuestro sistema político: República Dominicana requiere una renovación de su clase política, la cual tiene que contar con “sangre nueva”.
Sin embargo, el relevo debe atreverse, sin temor a resbalar en el intento, pues no intentarlo es peor. Nuestra clase política está dominada por un liderazgo que su edad promedio ronda los 65 años, edad oficial para la jubilación en cualquier empleo a nivel mundial.
Hay gente que se aferra al poder y por naturaleza se resisten a los cambios, escudándose en la famosa frase “el poder no se cede, se arrebata”, lo que no es más que un absoluto absurdo. A esa premisa, se debe responder con ideas, propuestas, energía e imaginación para traer al país nuevas visiones y posibilidades.
La actividad política en la República Dominicana puede adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos, a las demandas de las nuevas generaciones, pero antes, nuestra clase política debe crear conciencia, aprender a cerrar ciclos y el relevo atreverse a vencer los miedos y responsablemente asumir los compromisos de la nación.

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