El reloj de la  pobreza

El reloj de la  pobreza

Cuando en marzo de 1995 se efectuó la Cumbre sobre el Desarrollo Social en Dinamarca, se instaló por primera vez el llamado Reloj de la Pobreza que después se trasladó para Beijing, la capital de China Popular en ocasión de la Cumbre sobre la Mujer y  más tarde se colocó definitivamente en la sede neoyorkina de la ONU.

Se trata de un mecanismo relojero que iba diciendo minuto a minuto cómo va creciendo  la pobreza absoluta en el mundo. Ciertamente el ritmo era escalofriante: 47 nuevos miserables por minuto; 2,830 por hora; 67,680 por día; 473,760 por semana; 2, 030,400 por mes y 25 millones al año. ¿Hasta dónde va a llegar esta humanidad?

Se pretende combatir la pobreza, pero hace 30 años los ingresos del 20% más rico de la población mundial era 30 veces más grande que el ingreso que percibía el 20% más pobre de los habitantes de nuestro mundo. Hoy esa diferencia es de 60 veces.

Mientras que a mediados de los años sesenta el 20% más rico absorbía el 70% de los ingresos mundiales, hoy aquel mismo 20 % acapara el 85% de esos ingresos. Según los organismos internacionales, esa tendencia  completa su efecto macabro cuando se comprueba que en ese mismo período de tiempo el 20% más pobre vio reducirse su porción en los ingresos del 2,3%  a tan solo el 1,4%.

De acuerdo con estimaciones serias, el 45 % de la población mundial – a inicios de esta centuria – , 2,500 millones de personas, tenía un ingreso por un monto total de 762, 000 millones de dólares, que es lo mismo que poseían los 358  multimillonarios (más de 1,000 millones) que había en ese momento en el planeta. En 1987, eran sólo 145. Hoy, transcurridos diez años del Siglo XXI, 1,000 millones pasan hambre en el mundo, en tanto 3 mil millones están desnutridos. En el 2009 el número de pobres creció en 105 millones de personas, 73 más cada minuto, en el 95 eran 47 por minuto.

Acá, en nuestro propio continente, la situación no es menos alarmante. Esta es la región del mundo donde las diferencias son más grandes; de los 15 países más dispares del mundo, diez son de este continente. El 20% de la población más pobre recibe el 3.5 % del  ingreso total, en tanto el 20% de los ricos absorbe el 57% del mismo; uno de cada tres latinoamericano y caribeño es pobre; uno de cada ocho está en pobreza extrema.

Con menos del 1% de lo que se inyectó para salvar al sistema financiero se podría haber resuelto una buena parte del problema.

Seguramente Usted, como yo, ha pensado en aquel viejo pero eterno bolero que una vez inmortalizó Lucho Gatica, y que en uno de sus estribillos decía “Reloj no marques las horas…”.      

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