El renacer de D’Angelo Jiménez

El renacer de D’Angelo Jiménez

La temporada invernal se está tornando cada vez más interesante con el paso de los días y la tabla de posiciones luce mucho más cerrada que hace una semana.

Pero lo que no ha cambiado en nada es una constante que ha estado presente desde el primer partido de la campaña entre los Tigres del Licey y los Leones del Escogido.

¿Cuál es esa constante? El bateo oportuno del infielder D’Angelo Jiménez.

Jiménez siempre ha sido un bateador fino que ha producido para el equipo azul, responsable, además, de muchos triunfos en round robin y series finales para el equipo de la capital.

Pero luego de varios años batallando con problemas de la vista, así como un largo letargo ofensivo, la alegría ha regresado al madero del hombre que estuvo muy cerca de perder su vida en un accidente automovilístico hace casi una década.

Una larga cicatriz en su cuello, por la operación a la que fue sometido luego de fracturarse al menos una vértebra, es un símbolo que representa el arduo trabajo que ha realizado Jiménez para encaminarse hacia donde se encuentra hoy en día.

Con un promedio de .361, producto de 13 indiscutibles en 36 turnos al bate, D’Angelo parece estar encaminado a dejar en el olvido un tétrico período de cuato años seguidos en los que su producción cayó del cielo a la tierra.

La  debacle.  Luego de batear .360, con 27 anotadas y 20 remolcadas en la que ha sido su mejor temporada invernal hasta la fecha, en el 2003-04, Jiménez pasó a ligar apenas para .203 el año siguiente con el Licey.

Poco se sabía del por qué Jiménez pasó de ser el bateador más fino del torneo a uno que simplemente no podía chocar la bola.

En el 2005-06 las cosas fueron peores, al terminar con .178 en su promedio y solo sumó siete anotadas con seis remolcadas.

Los problemas de la vista parecían ser una de las razones para la merma en el bateo de Jiménez y fue sometido a una operación para corregir una miopía.

Sin embargo, la misma no surtió los efectos esperados y de acuerdo a declaraciones del jugador en un pasado no tan lejano, la misma se había revertido.

Eso, por el .154 que presentó en la campaña del 2006-07, cuando apenas vio acción en 10 partidos de la temporada regular, ya relegado a un rol desde la banca del equipo que había comandado en un pasado no tan lejano.

El despertar.  Pero las cosas han comenzado a salirle bien esta temporada. Y nuevamente se ha convertido en el temido bateador que una vez capitaneó a los Tigres. “Estoy viendo mucho mejor la bola y me siento cómodo en el plato”, dijo.  Y la verdad es que D’Angelo se está luciendo como en sus mejores momentos en el plano ofensivo y por eso se le ve en la alineación de los felinos. 

La cifra

.361 de promedio.  Eso es lo que está bateando Jiménez esta temporada como antesalista de los Tigres del Licey.

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