El reparto de las obras oficiales

El reparto de las obras oficiales

La concesión de obras oficiales de grado a grado continúa siendo una negación de la transparencia que debe caracterizar la inversión de los recursos del Estado. Es una demostración de que falta voluntad para cumplir las reglas que traza el propio Estado. El Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores  (CODIA) se siente víctima del trato privilegiado que el Gobierno da a algunas firmas constructoras, sin tomar en cuenta a los integrantes de ese colegio profesional.

Por lo visto, no han bastado los compromisos internos y las pautas contenidas en tratados comerciales que hemos suscrito con Estados Unidos y Europa, en los que de manera taxativa se trazan líneas muy estrictas sobre la necesidad de que las contrataciones de obras y servicios, así como las compras del Estado, deben responder a licitaciones transparentes. En algún momento este estilo de hacer las cosas pasando por encima de las reglas nos va a poner en aprietos.

Es absolutamente necesario que el Gobierno corrija su estilo de distribuir y otorgar las obras y contrataciones o compras. La transparencia debe ser un ejercicio constante y una forma de respetar no sólo las reglas, sino también a profesionales con derecho a competir por participar en la ejecución de obras públicas.

Estamos jugando con candela

McAllen, un pueblo del sur de Texas tradicionalmente dedicado a la agricultura y exploración petrolera, ahora está abrumado de inversión procedente de México. En los últimos dos años, el boom de inversiones mexicanas en ese pueblo estadounidense ha coincidido con el boom de la criminalidad en el lado mexicano. La violencia y la inseguridad han ido “exiliando” los capitales que daban trabajo a mexicanos en su tierra y fuerza a la economía.

La referencia puede parecer  traída por las greñas, pero el empresariado mexicano había advertido que eso ocurriría si no se enfrentaba con entereza la criminalidad. Aquí, la Asociación de Empresas Industriales de Herrera y Provincia Santo Domingo (AEIH) y la Federación de Asociaciones Industriales (FAI) están haciendo una advertencia similar. La violencia y la inseguridad pueden ahuyentar las inversiones en este país. Aunque respetando las diferencias, estamos jugando con la misma candela.

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