El reporte americano sobre trata de personas

El reporte americano sobre trata de personas

Cada año para cumplir con una ley que le obliga a hacerlo, el Departamento de Estado emite un reporte sobre la trata de personas para cada país del mundo, incluido el propio Estados Unidos. Incluye el uso de niños en trabajos forzosos, en la prostitución y en labores de pordioseros, la trata de blanca que obliga a mujeres a prostituirse contra su voluntad, así como el trabajo forzoso impuesto a adultos.

Las agencias de prensa en Washington preparan un resumen sobre lo reportado para cada país y eso es lo que aparece en nuestros periódicos y es lo que se comenta, en vez de bajar el informe completo de la Internet y compararlo con el de años anteriores, para ver dónde la crítica se ha reducido o aumentado y por qué.

El de este año provocó una fuerte reacción que incluyó una nota diplomática de protesta de nuestra Cancillería, ya que los norteamericanos dividen a los países en tres categorías, según violen o no las normas sobre la trata y este año nos colocaron en la peor. Lo que ningún dominicano comentó es que en el 2003, durante el gobierno de Hipólito Mejía, también habíamos caído en esa categoría para luego salir de la misma.  Las acusaciones específicas, difíciles de rebatir pues están a las claras, es que mujeres dominicanas están sujetas a prostitución forzosa, no sólo en el país, sino también en Haití, Europa y Suramérica.  Se cita específicamente el testimonio de soldados de la Minustah sobre prostitutas dominicanas trabajando contra su voluntad en tugurios haitianos, aunque habría que preguntarse si es culpa de los haitianos y no de los dominicanos. También alega que, “hombres y mujeres dominicanas han sido sujetos a trabajos forzosos en Estados Unidos y Argentina”. No lo dudamos, pero, otra vez, ¿a quién hay que culpar, a los dominicanos, americanos, o a los argentinos?  También dice que mujeres extranjeras (¿las famosas rusas?) “han sido llevadas a la República Dominicana para prostitución y una cantidad indeterminada puede que subsecuentemente haya devenido en víctimas de la trata, aun cuando llegaron originalmente en forma voluntaria”.

También que la industria azucarera ha sido citada como vulnerable al posible uso de niños en trabajos forzosos.  En una encuesta realizada por una ONG entre 500 obreros haitianos de la construcción y citada por el reporte, un 21% alegó haber experimentado trabajos forzosos antes de estar en la construcción.  Niños haitianos también eran víctimas de la trata. Eso se ve en las esquinas de nuestras calles. También cita el uso de niños en el turismo sexual, algo sobre lo que un famoso pederasta francés, autor de una novela que ha ganado premios, atestigua en su obra.

Finaliza diciendo que desde hace cuatro años nuestro gobierno no ha condenado a nadie por estos crímenes y sugiere castigar a los violadores “especialmente a los funcionarios públicos que se involucran en la trata”.  También cita el tráfico de inmigrantes haitianos sometidos luego a trabajos forzosos.

Lo que sí es inaceptable es la compañía en que nos han colocado.  Estamos con otros 13 países en esa categoría. Cinco son musulmanes y se sabe que lo usual es que musulmanes traídos desde fuera sean obligados a trabajos forzosos.  Son Arabia Saudita, Kuwait, Irán, Mauritania y Sudán.  Tres otros son africanos (el Congo, Eritrea y Zimbabwe). Uno es el más cercano a la edad de piedra: Papua, Nueva Guinea y dos sufren terribles dictaduras: Corea del Norte y Birmania.

Pero lo más sorprendente es la inclusión de Cuba en esa categoría.  Allí no puede haber prostitución o labor forzosa infantil, pues los niños van a la escuela. Por supuesto que hay prostitutas adultas, las famosas “jineteras”, pero no es un trabajo forzoso. Tampoco los adultos están sujetos a trabajos forzosos. No creo que existan bandas criminales que envían y reciben prostitutas.

Todos podemos criticar las violaciones en Cuba de los derechos humanos, mas no de la trata de personas.

En cuanto a nosotros, el asunto no se resuelve con seminarios, sino con sometimientos a la justicia.

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