El rescate financiero norteamericano
¿En qué consiste el plan de rescate financiero?

<STRONG>El rescate financiero norteamericano<BR></STRONG>¿En qué consiste el plan de rescate financiero?

La amenaza de que la crisis financiera mundial se transforme en una recesión a escala planetaria ha crecido e impactado los mercados bursátiles, mientras los líderes occidentales defienden nuevas acciones globales para enfrentar la desaceleración económica.

Mientras los dirigentes de la Unión Europea (UE) proponen generalizar un plan anti crisis, y el Congreso de EEUU da luz verde a un plan de rescate financiero de 700,000 millones de dólares, datos recientes muestran que esencialmente no hay ningún crecimiento en la mayor economía mundial. Por ello, los gobiernos anunciaron más medidas para contener la tormenta financiera. El plan norteamericano,  bautizado como el “Acta de Estabilización Económica de Urgencia de 2008” incorpora nuevas medidas al plan de rescate, como alivios fiscales y medidas que benefician al ciudadano medio relacionadas con la protección de los depósitos bancarios y medidas sanitarias.

Hoy, sin dudas, el mundo experimenta el nacimiento de un nuevo sistema financiero. Estamos asistiendo a un período histórico que marcará un antes y un después en el modo de concebir la estructura bancaria y financiera del planeta y, por ende, del propio sistema monetario internacional. El Gobierno de EEUU se ha lanzado al rescate de la banca norteamericana, en un intento desesperado por evitar un colapso sistémico, tras aprobar la mayor intervención gubernamental en este ámbito desde el crack de 1929.

Dicha medida evidencia que las inyecciones masivas de liquidez efectuadas por los bancos centrales no han servido de nada para salvar de la bancarrota a un sector que, debido a la arbitraria e irresponsable bajada de tipos de interés aplicada por las autoridades monetarias, se ha lanzado a la ejecución de una estrategia  suicida. Esto es, endeudarse a corto plazo para invertir a largo plazo en proyectos cuya rentabilidad se ha demostrado inviable. Es el caso del mercado inmobiliario e hipotecario estadounidense que mantiene una iliquidez de sus  activos crediticios.

El problema

La actual crisis financiera tiene su origen en la creciente regulación que van sufriendo los países de Occidente desde hace más de 100 años, al abandonar un sistema monetario que entonces parecía sano y transparente como era el patrón oro por otro que parece oscuro, manipulado y fraudulento como es el sistema de reserva fraccionaria gubernamental. Pasados más de 1,500 años, la historia se vuelve a repetir.

Ahora los dirigentes americanos consideran que la actual crisis no se debe a sus políticas monetarias expansivas, barreras al libre comercio, economía dirigida, cargas impositivas o al continuo envilecimiento de su moneda con inflación crediticia. Para ellos, la solución a la crisis es, parece, apuntar a más de lo mismo. A desarrollar un plan que posiblemente tirará el dólar por los suelos y potencialmente podría llegar a crear una inflación impresionante. Ya se sabe que el rescate financiero se sufragará vía deuda básicamente, lo cual vendrá a significar más impuestos  y posiblemente sistemas productivos menos eficientes y rentables que  se desviarán nuevamente al Estado.

Estas crisis muestran lo poderoso que pueden ser las expectativas de los inversionistas y de los agentes en la economía de un país. En el caso actual, las expectativas crearon una burbuja en el precio de casas y terrenos en EEUU. Como burbuja entendemos el comportamiento de un precio motivado principalmente por optimismo (que puede ser irracional). Cuando ocurre este incremento en los precios, razonablemente, las personas asumen que es una buena inversión, ven una oportunidad de negocios y obtienen créditos. Y como resultado, los créditos quedan también inflados. Lo que ha sido difícil de explicar es en qué momento s se dan cuenta de que existe una burbuja. La hipótesis más cercana es la que toma en cuenta el momento en que empezaron a trasladar fondos del negocio de las casas a otros negocios, representando una reducción en la demanda y, por tanto, de los precios de casas.

Ya con las carteras “malas”, en que el valor real de las garantías ha dejado de compensar el valor de los préstamos, el gobierno se ha dado a la tarea de adquirir deudas incobrables contraídas por bancos e inversionistas. Esto, en teoría, permitirá que los prestamistas mantengan sus líneas de crédito abiertas y, por ende, la economía a flote. Se entiende que el gobierno trataría después vender los paquetes de préstamos con descuento al mejor precio posible y que se incentive a los acreedores a adquirir un seguro gubernamental para cubrir los incumplimientos. En esencia, se estima que los contribuyentes tendrán la posibilidad de compartir futuras ganancias de las compañías.

Entonces, el gobierno podrá renegociar las hipotecas en problemas. El eje central del acuerdo sigue siendo la capacidad del Tesoro para adquirir la deuda de mala calidad de los bancos por importe de hasta 700,000 millones de dólares. De ellos, podrá usar 250,000 millones inmediatamente y otros 100,000 millones si el presidente de EEUU, George W. Bush, determina que los necesita. El Congreso puede retener los otros 350,000 millones si no está satisfecho con el desempeño del programa.

Las perspectivas

El gobierno indicó que el déficit para el año presupuestal que concluyó en septiembre fue más del doble de los 161,500 millones de dólares registrados en 2007, y sobrepasa el récord anterior de 413,000 millones de dólares establecido en 2004. Los economistas pronostican una cifra aún peor en 2009 a medida que los costos del rescate al sistema financiero llegan a los estados financieros del gobierno. Desde entonces, el panorama económico en Estados Unidos se ha visto ensombrecido.

Aun así, el presidente Bush se muestra optimista y sostiene que la nacionalización parcial del convulsionado sector financiero es una medida de corto plazo para ayudar a los bancos a empezar a extender préstamos nuevamente. Por su parte, la Reserva Federal (Fed) anunció que empezará a comprar enormes montos de deuda a corto plazo. Están recurriendo a poderes de emergencia  de la Gran Depresión para comprar papel comercial, una forma de financiación a corto plazo que es crucial para el pago de nóminas y compra de insumos.

¿A qué mundo nos enfrentamos tras el plan Bush de liquidación del capitalismo? Se entiende que estamos frente al abandono de la fe en el libre mercado y por los salvadores que confunden, interesadamente, el interés concreto e inmediato de unos cuantos con la salud del conjunto de la economía. Hasta ahora se prevé que el plan no sólo no resolverá la crisis, sino que la agravará. Hay que recordar que una cosa es la crisis de 1929, y otra la Gran Depresión, que no fue provocada por la crisis sino por las políticas intervencionistas de Hoover y Roosevelt.

Si la Administración sale de compras con los bolsillos llenos a la búsqueda de títulos ilíquidos, de mala calidad (principalmente hipotecas), lo normal es que encuentre un montón de malos títulos que adquirir. Pero como todos los bancos sabrán que no importa cuánto se arriesguen en sus créditos, el Gobierno Federal saldrá a su rescate cuando las cosas vayan mal, lo que parece quedará es que el mal comportamiento se premiará y el bueno se castigará.

A grandes rasgos, tales medidas podrían provocar efectos colaterales mucho más graves a medio y largo plazo para la primera potencia económica mundial y el conjunto del sistema financiero internacional. Se intuye que el precio de la nacionalización bancaria es creciente y desorbitado, y la factura será sufragada íntegramente por los contribuyentes estadounidenses a través de sus impuestos futuros y una inflación galopante que vendrá generada por el hundimiento del dólar.

La cifra

3.19%  ha sido el porcentaje  promedio que ha representado el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos con respecto al PIB en  economía de USA (1987-2007). Este porcentaje se ha duplicado a partir de 2005, al representar niveles superiores al 6% del PIB.

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Las medidas

Las medidas principales  contenidas en el plan de rescate financiero norteamericano tienen que ver con: (1) Elevar de 100,000 a 250,000 dólares la garantía a los depósitos de los clientes bancarios cuando una entidad se ve abocada al cierre o a la quiebra; (2) asegurar que millones de contribuyentes con ingresos medios se beneficien de la exención a la llamada “Tasa Mínima Alternativa”; (3) Conceder desgravaciones fiscales y otros incentivos para las empresas o particulares que inviertan en energías renovables; (4) Conceder exenciones fiscales para las empresas que inviertan en nuevos mercados, en investigación y desarrollo, y a los pequeños comercios y restaurantes que inviertan en mejoras; y (5) Dar autoridad a la Comisión de Valores para prohibir la práctica conocida como “mark to market”, que permite a las entidades asignar a un bien el valor de mercado.

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