El resurgir de la solidaridad perdida

El resurgir de la solidaridad perdida

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Pese al elevado grado de hospitalidad que exhibimos los dominicanos, cualidad por la cual todos los que nos visitan se sienten atraídos, había un aspecto de la conducta que se había perdido y nos dejaba muy mal parados frente a los demás, ya que cada quien anda con el cuchillo en la boca y arremetiendo contra todo el mundo, incluyendo hasta los familiares.

Pero la tormenta Noel erradicó de casi todos los dominicanos esa falta de solidaridad, para acudir en ayuda de los semejantes, que se vieron afectados por las crecientes de las corrientes que, preñadas de agua, arrasaron propiedades y vidas en una buena parte del país y dejando muy maltrecho el ánimo de la gente, así como sus economías destruidas al perder todo lo que poseían.

Desde que se conoció la magnitud de la tragedia de Noel, los dominicanos, de diversas maneras, iniciamos las movilizaciones y en oleadas hicieron acopio de las más diversas ayudas, en que la solidaridad de países amigos, así como de instituciones internacionales, se hizo presente en un momento de dolor, de consternación y hasta de desorientación que nos dominaba y dificultaba en principio el flujo de la ayuda hacia los afectados.

Ha sido admirable de cómo reconocidos hombres y mujeres de las diversas actividades artísticas y deportivas se han movilizado y organizaron en rápida sucesión exitosos tele-maratones, en que la ayuda llovió desde todo los sectores. Y de cómo un apreciado ser humano, más que artista un hijo privilegiado de Dios, a través de su popular programa nocturno de televisión, ha mantenido una voz permanente de auxilio que se manifiesta de cómo cada noche recibe aportes indispensables para socorrer a muchos refugiados que lo han perdido todo.

En donde la solidaridad se ha manifestado con una mayor envergadura, es de cómo los hombres de empresa a través de sus entidades productivas, se han hecho presentes con masivos aportes de la más variada naturaleza, que por la magnitud de las mismas hablan muy bien de los hombres y mujeres que podían sentirse resentidos por el acoso fiscal a que están sometidos y de cómo sus costos se incrementan cada día con la indetenible alza de los precios de los combustibles indispensables para sus unidades productivas.

El Leonismo dominicano ha estado presente en el apoyo a los damnificados y apoyándose en el lema leonístico del Nosotros Servimos, los clubes del distrito R-3 bajo el liderazgo de su gobernador han acudido en ayuda de varias poblaciones del sur profundo afectadas más que ninguna por las crecientes del río Yaque del Sur. Hombres y mujeres dedicados al servicio han sabido darle valor y realce a su lema para ayudar a quienes hoy necesitan la mano solidaria de quienes pueden socorrerlos y apoyarlos en su recuperación.

Los hijos de cada comunidad afectada han dado muestras de sus raíces y amplia solidaridad con sus compueblanos y han acudido en ayuda de las más diversas formas a socorrer en sus lugares de nacimiento ya fuera en Baní, Ocoa, Barahona, Bonao, Arenoso, San Cristóbal o Villa Altagracia, donde un apreciado hijo de esa comunidad han enarbolado la bandera de la ayuda solidaria para conmover al país con sus afanes y sentimientos después que el río Haina y sus afluentes arrasaron con cientos de viviendas y han dejado a la capital con un precario servicio de agua.

Las autoridades gubernamentales, las municipales y las legislativas se han puesto las pilas, y de diversas formas, han estado acudiendo en socorro de los damnificados, con una masiva ayuda que se aprovecha para fines políticos por los mensajes adheridos en los donativos. Al menos han espabilado a una pléyade de hombres y mujeres, que dormían en sus afanes políticos con el disfrute de la sinecura de sus cargos, con generosos beneficios que le han brindado la oportunidad de engrosar sus fortunas. Ahora muchos han devuelto algo de las mismas, para demostrar una solidaridad que ojalá se les afiance para el futuro, para que aprendan a vivir el mandato divino de amar al prójimo como a ti mismo, condición esencial para considerarnos seres humanos auténticos.

La tragedia de la tormenta Noel le ha quitado a muchos la costra del egoísmo enraizado. Conmovidos por el alud de agua de los ríos, las casas destruidas, o los cadáveres inflados al sol después de varios días de muertos, se despertaron las fibras que cada humano guarda dentro de sí. Por la urgencia de la vida moderna, de vivir de espaldas a los demás, nos olvidamos de los semejantes para encerrarnos en la burbuja del egoísmo que nos conduce a no tener compasión por los demás. Sin embargo, Dios y la Madre Naturaleza nos hace recordar la fragilidad de nuestras vidas, estando a merced de la voluntad divina de vernos arropados por catástrofes imprevisibles e inevitables, máxime ahora cuando los cambios climáticos serán más frecuentes y destructivos que pondrán en peligro la vida en nuestra isla, el Caribe, el Continente y la Tierra en general.

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