El reto agropecuario

El reto agropecuario

UBI RIVAS
El esencial sector agropecuario proyecta una estrategia aliada con los taumaturgos de la producción a consolidarse en este año 05 que apenas se estrena, que tiene un puntal señero en eliminar los capítulos odiosos y corruptos de las importaciones de alimentos, que han ocasionado la ruina de millares de productores. En términos relacionados con ese propósito se manifestó el 27 de diciembre último el titular de la Secretaría de Agricultura, ingeniero agrónomo Amílcar Romero, en ocasión de reunirse con productores de ajo de Constanza y las federaciones de horticultores de Tireo.

«Esta gestión no continuará la práctica de importación de alimentos que se producen en el país, porque ha sido lo que ha acabado con los productores de Constanza, Tireo, Peravia y San José de Ocoa», manifestó el titular de la SEA en la ocasión referida.

Aludía a los productores de cebolla de Ocoa, Juan Barón, Sombrero, Boca Canasta, en la provincia Peravia, que desde tiempos remotos hemos observado como sus esfuerzos, apadrinados por los gobiernos en créditos del Banco Agrícola, han resultado fallidos, burlados, por los medradores que han cercado con gran complacencia a más de un titular de la SEA.

Conforme a un experticio relacionado con los créditos formalizó el titular de la SEA, que importantizó en $25 mil millones, mientras que el administrador del Bagrícola, Carlos Segura Foster amplió esos requerimientos en RD$46 mil millones, y que hoy no alcanzan en total RD$5 mil millones, es evidente que esa política restrictiva crediticia tiene obligatoriamente que modificarla el presidente Leonel Fernández, si es que pretendemos importantizar el rol productivo agropecuario de que estamos tratando.

Pienso que el presidente Fernández se encuentra en un punto histórico definitivo en el sentido de si en verdad pondera y se siente atraído por lo que el sector agropecuario representa para la paz económica y social del país, como lo ha demostrado por la macroeconomía de zonas francas industriales, su sueño de un Sillicon Valley made in RD, y su decidido apoyo al turismo, inequívocos ambos.

El empeño decidido también del gobernante por modernizar como un país desarrollado la educación nativa, dotándola de los mecanismos tecnológicos que la informática ofrece, de lo que ha sido tan reiterativo desde su gestión anterior.

El día diez del pasado diciembre, la SEA divulgó un informe técnico el que revela, entre otras referencias de consideración, que el sector agropecuario absorbe medio millón de empleos, vale decir el más importante del país ya que el oficia que tiene una planilla de unos 300 mil puestos mutantes.

La novedad de ese empeño debe consignar necesariamente el endoso de salarios dignos al obrero agrario, al echa días del campo, para de esa manera empezar a deshaitianizar al país, a la vez que las labores del campo sean atractivas para el criollo, coyuntura que podría obtener el retorno de millares de individuos que subviven en las barriadas marginadas de las urbes.

Estamos hablando de un antiéxodo al que prohijó el presidente Joaquín Balaguer construyendo multifamiliares regalados a campesinos y productores pequeños devenidos en ruina por la plaga de las importaciones masivas de las que siempre se han lucrado unas cuentas sabandijas.

El ingeniero agrónomo Amílcar Romero entiende estas lides por ser un veterano tanto del sector público como del privado. La coyuntura está dada.

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