El reto de Hipólito: devolver la esperanza

El reto de Hipólito: devolver la esperanza

A este país hay que devolverle la esperanza de que un futuro mejor es posible. Hoy navegamos en el mar incierto de la frustración colectiva y en el ánimo nacional es cada vez más acentuada la idea de que “esto se jodió”.

Y no puede ser de otra  manera cuando observamos el descenso en la calidad de vida de la población llana en abierto contraste con los funcionarios del régimen de Leonel Fernández que, salvo honrosas excepciones, parecen haberse sacado la Loto en dólares o encontrado la fórmula del Rey Midas.

Los vientos de la política nacional parecen favorecer cada vez más a Hipólito Mejía en la medida en que éste encarna los valores del buen padre de familia, profunda fe en Dios, honestidad a toda prueba y la sencillez de una vida austera dedicada al trabajo, que encuentra esparcimiento en el simple juego de una mano de dominó junto a sus amigos.

Con un país endeudado hasta el tope y un déficit fiscal que actúan como Espada de Damocles sobre el Presupuesto nacional, al próximo gobierno le tocará un período de vacas flacas, ya que se  verá precisado a pagar la factura del despilfarro actual y por ello deberá tener mucha prudencia en el gasto público.

El país urge de un presidente de gran valor, austero, con firmeza de carácter y amor a su tierra para poder enfrentar con éxito los enormes desafíos que se le presentarán.

Ese gobierno no podrá tener grandes aspiraciones ni puede pensar en Metros ni construcciones multimillonarias.

Hacer de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de la Naciones Unidas la principal prioridad nacional, como son erradicar la pobreza extrema y el hambre, acabar con el analfabetismo, reducir la mortalidad en los niños, mejorar la salud materna, combatir el VIH/Sida y trabajar para la sostenibilidad del medio ambiente.

Relanzar las zonas francas, fomentar la decaída producción agropecuaria, incentivar el turismo y toda otra actividad productiva que genere empleo formal, como es el caso de los invernaderos (que es una iniciativa producto de la visión de Hipólito Mejía); así como la construcción de viviendas para los pobres, acueductos en las comunidades sedientas y agarrar el toro por los cuernos del problema eléctrico, son parte de las metas inaplazables de un gobierno que tenga en cuenta primero la gente como decía el doctor Peña Gómez.

Otros aspectos de suma importancia son combatir la criminalidad que no parece tener freno, y reducir la corrupción en el Estado a su mínima expresión. Que no haya corrupción sin sanción.

El ciudadano dominicano está harto de que se le pretenda alimentar con cifras que no la siente en su estómago vacío y de crecimiento económico que no siente en sus bolsillos.

Hipólito Mejía, que luce encaminarse a ganar la convención en el PRD y luego la Presidencia,  tiene la obligación de devolverle al país la esperanza de que un futuro mejor es posible.

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