El reto de la DGII

El reto de la DGII

El director de Impuestos Internos anunció el pasado 3 de julio que se ha establecido como meta el aumento en las recaudaciones de esta entidad en un monto equivalente al 0.5% del PIB en 2017, solo con medidas de eficiencia administrativa.

La medida es aplaudible, sobre todo cuando el titular de la DGII informa que en impuestos como el ITBIS la evasión alcanza el 40 por ciento.

La meta es importante: el 0.5% del PIB estimado para 2017 son unos RD$18,101 millones. Este valor significaría un aumento en las recaudaciones frente a las de 2016 (que fueron de RD$352,520.8 millones) de un 5.1%.

Sin embargo, las acciones concretas a tomar no deberían perjudicar a los que ya pagan “razonablemente bien” y que compiten en desventaja: en el área comercial con empresas en las que la evasión es una fuerte herramienta para competir y en el área de inversión, hay sectores rentables y eficientes… pero cuyos retornos sobre capital palidecen ante los de los sectores en los que la evasión es rampante.

Comparando el impuesto sobre la renta pagado por cada sector y su importancia como % del PIB, hay una enorme desproporción, algunas veces explicadas por leyes de incentivo, pero aún más por el nivel de informalidad propio del sector.

Dudo que la formalidad en los negocios se alcance en el futuro cercano por lo increíblemente caro y complicado que es formalizar un negocio en el país. Para los sectores que pagan poco y con alto grado de informalidad, la DGII debe evaluar la posibilidad de implementar procedimientos de simplificación administrativa, donde el monto a pagar se estime sobre una variable indiscriminada (como podría ser un porcentaje de ventas), a opción del contribuyente, que siempre podría liquidar en base al esquema regular. No es muy justo, pero podría ayudar durante un período – específico y con fecha de vencimiento- de transición.

Otra idea que me atrae es la lotería fiscal. Vista la proliferación de bancas de apuestas y lo exitosas que son las promociones comerciales, puede concluirse que el dominicano preferiría las facturas “con comprobante fiscal” si sirven como boleto para una lotería semanal. El consumidor demandaría las impresoras fiscales.

El director de Impuestos Internos señala también su preocupación por la evasión del ITBIS. Entre otras cosas, la evasión se posibilita por existir artículos exentos de este impuesto que se venden conjuntamente con impuestos gravados. La tarea aquí está en aclarar las facturaciones, una tarea donde la tecnología es imprescindible.

Cobrar impuestos es poco popular, mucho más cuando existe la percepción de que hay sectores y personas con tratamiento preferencial. Bien haría la DGII, para fortalecer su autoridad moral, en unirse al esfuerzo contra la impunidad, con la información que destilan los programas de periodismo investigativo y los juicios pasados y actuales sobre corrupción. Recordemos que a Al Capone solo se le pudo probar el delito de evasión de impuestos.

Por último, debe considerarse la posibilidad de una amnistía fiscal. Ideológicamente, para economistas de mercado como es mi caso, es un hueso difícil de tragar. Sin embargo, en un acercamiento pragmático al problema de la evasión, no debería descartarse la misma sin analizarse cuidadosamente.

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