El reto de la inequidad
Desarrollo es poder

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CARMEN CARVAJAL
c.carvajal@hoy.com.do
En la República Dominicana se conocen los instrumentos y se ha contado con recursos para promover el desarrollo humano, pero ha faltado la fuerza social para impulsarlo, porque, “el desarrollo humano es una cuestión de poder”, e históricamente la estructura de poder ha fallado en la construcción de una sociedad en la que el acceso a las capacidades y oportunidades no se determine por circunstancias personales.

Es por ello que el  mayor desafío que enfrenta la sociedad dominicana es el de la equidad, definida como la búsqueda de una situación en la cual sólo el esfuerzo, las preferencias y las iniciativas personales expliquen las diferencias en los logros económicos, sociales e institucionales entre las personas, y no las circunstancias personales.

Esto tomando en cuenta que  el acceso a la educación, a la salud, al empleo de calidad y a otras capacidades esenciales para el desarrollo humano no está garantizado de forma equitativa por el Estado en base a la igualdad de derecho de las personas ni a la riqueza del país.

De acuerdo al Informe sobre el Desarrollo Humano de República Dominicana correspondiente al 2008, elaborado por la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, titulado “Desarrollo Humano, una cuestión de poder”, el acceso a los ser vicios de calidad depende de la zona en la que se viva, de la clase social a la que se pertenezca, del sexo o de la capacidad de incidencia pública. “En definitiva, el acceso a las capacidades y oportunidades está determinado por el poder personal y no por el estado de derecho”, cita el economista Miguel Ceara Hatton, director de la ODH en el país, quien encabezó el equipo que realizó la investigación.

El estudio partió de las conclusiones del Informe Nacional de Desarrollo Humano del 2005, en el que se estableció que el relativamente bajo desarrollo humano de la sociedad dominicana no ha sido por la falta de recursos, sino más bien por a falta de compromiso del liderazgo nacional, tanto empresarial, político, social y religioso, con el desarrollo a largo plazo y al escaso empoderamiento de los sectores mayoritarios  para forzar un pacto social que garantice el desarrollo humano.

Señala que esta falta de compromiso “no es un resultado casual, arbitrario o accidental. Es el resultado de un estilo de crecimiento económico y del ordenamiento institucional que crea riqueza reproduciendo miseria”.

Parte además de varias premisas fundamentales, tales como que el desarrollo es la ampliación de las capacidades, libertades reales de las personas para elegir lo que valoran; que el desarrollo es una cuestión de poder, el cual se construye, se conquista o se redistribuyen; que hay una relación entre capacidades y empoderamiento, y ambas se refuerzan mutuamente.

También de que las capacidades y el empoderamiento tienen una dimensión individual y una colectiva, y ambas deben darse en forma simultánea para garantizar el desarrollo humano, y, por último, que el desarrollo humano es un hecho concreto de las personas en sus circunstancias, y, por lo tanto, tiene una dimensión local.

Desigualdad y empoderamiento.  La investigación constató la desigualdad en la distribución de las capacidades y oportunidades  por provincia y al interior de estas, así como entre grupos y personas. Señala que hay provincias con grandes privaciones, comparadas con otras, y  el nivel de acceso a las oportunidades no se corresponde con el nivel de recursos generados durante décadas. “los niveles de desigualdad se han reproducido por la estructura institucional y la cultura política”.

En ese sentido relata que la probabilidad de ser pobre crece en la medida en que nos alejamos del Distrito Nacional y de Santiago, y aun dentro de estas ciudades hay grandes desigualdades.

Insiste en que el desarrollo humano es una cuestión de poder, y por tanto, de política, entendiéndo como el espacio de mediación de las relaciones de poder.

Tomando en cuenta el grado de inequidad concluye en que las estructura de poder han fallado en la construcción de una sociedad en que el acceso a las oportunidades no esté determinado por circunstancias personales. ni han institucionalizado al país. También han fallado los partidos políticos, que son los medios de representación de la sociedad. “Si la sociedad no se organiza, empodera y estructura las relaciones de poder no habrá desarrollo”..

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Equidad
Sin una modificación de las relaciones de poder que consoliden un estado de derecho será imposible que las personas tengan acceso equitativo a las oportunidades. Para lograrlo es fundamental que exista un sistema de justicia que penalice las violaciones a la ley, y un población empoderada que ejerza sus derechos.

Lamentablemente el sistema de partidos políticos se ha caracterizado por debilitar el régimen de consecuencias en la sociedad dominicana. Para que el empoderamiento se convierta ne poder, las capacidades individuales y colectivas tienen que ser simultáneas y de un nivel relativamente alto.

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