El reto de los candidatos

El reto de los candidatos

MARTHA PÉREZ
Aspirar a un cargo electivo, en el marco de las leyes, además de un derecho es una tarea de gran magnitud. Muchos no se dan cuenta de ésto. Para algunos, podría significar sólo un “pase de mando” al asumir el cargo aspirado una vez lograda la victoria, y dar por entendido que la tarea  es continuar en lo mismo. Para otros,  significaría sólo llegar para cambiar su estatus y mirar, ahora  desde más “arriba” a los que les ayudaron a subir.

En ambos casos no existiría la menor preocupación por una agenda temática, de prioridad barrial, sectorial o nacional, que pudiera ir construyéndose con la participación comunitaria y social, sobre  todo  con  el  electorado  de  las  distintas demarcaciones, de manera que las actividades proselitistas sean convertidas en eventos constructivos, alegres  y participativos, de verdadero compromiso, de una parte y de la otra.

Tenemos una gran ventaja, y es que nunca como ahora los principales temas de la agenda nacional y principales problemáticas de sectores sociales (mujer, niñez, jóvenes, envejecientes, productores, impedidos, maestros, choferes, médicos, etc.) están tan claros e identificados, pues son presentados y debatidos en diversos eventos locales e internacionales. Este ejercicio, que ha experimentado auge en los últimos dos años, ha contribuido a fortalecer el análisis, la educación política y el debate de amplios sectores de la sociedad; y se convierte también en un aspecto positivo para la campaña electoral.

En este sentido, a los candidatos y candidatas,  les corresponde identificar en sus distintas demarcaciones los temas de agenda nacional, y aquellas cuestiones relevantes que se relacionan de manera directa con el desarrollo y bienestar de las comunidades, que, consecuentemente, será el  bienestar colectivo. Y convertirlas en  programas permanentes con acción y participación gobierno-sociedad.

Tenemos un programa de gobierno, que fue la oferta electoral del PLD, con el que deberán estar comprometidos todos los candidatos y candidatas de ese partido y las fuerzas aliadas, para echar adelante esa propuesta por la que votó la consabida mayoría de dominicanos, llevando al poder,  por segunda vez, al doctor Leonel Fernández.

Resulta, que la ejecución de ese programa y  demás políticas vinculadas a él, está  encontrando  diversos obstáculos para su implementación y seguimiento; motivados por  una cultura enraizada y enrarecida, de sectores de oposición,  mayormente perredeístas,  que  no  permite desarrollar un programa político con racionalidad, control y seguimiento. De lo que deviene, entonces, la necesidad de diseñar, en ocasiones,  políticas alternativas,  a riesgos de no ser las más adecuadas,  para poder dar respuestas  a  cuestiones evidentemente  necesarias  y urgentes, pero lamentablemente obstaculizadas.

Por eso, más que cualesquiera, los candidatos y candidatas del PLD y fuerzas aliadas tenemos un gran reto, más allá de nuestras aspiraciones. Porque de lo que se trata, no es de exhibir poses ni de auto-elevar el estatus político,  social y hasta económico,  a veces con un discurso bajo, hiriente y personalista; sino de promover un discurso social, de cambio, democrático y transformador, que  permita elevar el nivel de conciencia para asumir el compromiso, primero, de prometer al electorado lo posible dentro del contexto de una realidad nacional, marcada por secuelas de corte económico, financiero y político, del pasado reciente, que han incidido en el avance económico y social del país y la nación; así como dentro del contexto del precitado programa político. Y segundo -si lo que queremos es avanzar coherenciados y de manera coherente- entender la necesidad de hacerlo así y lo más alejado posible de una conducta clientelista-populista, sentando las bases para construir una nueva mayoría congresional y municipal  capaz  de echar a andar, reiteramos,  sin tropiezos,  un proyecto de nación que nos convierta definidamente en el país que todos aspiramos y para el que estamos  dando buenos pasos. Un país con  seguridad ciudadana, bienestar económico y social y sustentabilidad.

¡Asumamos pues, con dignidad y compromiso, ese reto!

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