El reto de un tiempo de silencio

El reto de un tiempo de silencio

“La palabra precisa tal vez sea efectiva, pero ninguna palabra jamás ha sido tan efectiva como un silencio preciso”.
Mark Twain

El tiempo es imaginario. Toda referencia temporal que manejamos; minutos, horas, días, semanas ¡es ilusoria! Las actividades que hacemos son el “espacio” y la chispa o luz que le ponemos a lo que hacemos es el “tiempo”. El tiempo transcurrido nos nutre o nos debilita en función de la cantidad y calidad de “presencia” que pusimos en él.

Vivimos en una realidad espacio/tiempo. Lo físico (el espacio) se regula desde lo no físico (el tiempo). Hace un par de años, Sven Haussner un psicólogo analítico alemán estudioso de las culturas ancestrales, en un taller de sueños compartió un hermoso pensamiento indígena: “Tenemos más tiempo que vida”. Al ocurrir en lo material, la vida es finita.El tiempo ocurre en el imaginario, y por ello no tiene límite.

La mente suele percibir el movimiento como un cambio de lugar en el espacio, por lo que si no tenemos espacio no nos movemos. Así, el movimiento suele mirarse como ir de un sitio a otro. Si estamos en A y vamos a B, hemos hecho un movimiento. El tiempo es un espacio interior, si no tenemos tiempo no podemos desplazarnos interiormente. Las Constelaciones Familiares me ayudaron a comprender que los movimientos del alma no se dan en el espacio, sino en el tiempo. El crecimiento interior es inagotable.

En los movimientos del alma es necesario el silencio interior que nos posibilita estar presentes para nuestra propia vida.Esta es la manera natural de estar de la gente conectada con la tierra. ¿Cómo aprender de ella si estamos hablando todo el tiempo? Cuando vemos lo que somos y lo que representa la vida, sólo el silencio es grande, todo lo demás es debilidad -dijo el escritor francés Alfred Víctor de Vigny-.

El filósofo griego presocrático Demócrito de Abdera dijo: “Toda la tierra está al alcance del sabio”.Al hablar sin hablar, la verdadera naturaleza interna reemplaza a la personalidad artificial, y aparece la luz del corazón.Las personas sabias son muy silenciosas, porque tienen plena consciencia de que cada vez que una palabra sale, lo hace acompañada de una parte de la propia esencia o energia vital. Hablan solamente cuando es necesario, y cuando ocurre lo hacen de modo breve y preciso.

Cuando un cliente me comparte que se siente sin fuerzas para alcanzar un objetivo, le pido que haga una dieta de palabras. La practica del silencio siempre me ha funcionado para recuperar la firmeza, y vigorizar mis deseos.El dramaturgo español Jacinto Benavente dijo: “Nada fortifica tanto las almas como el silencio; que es como una oración íntima en que ofrecemos a Dios nuestras debilidades”.¿Aceptas el reto de cinco minutos diarios de silencio por veintiún días?

 

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