El retorno Sión

El retorno Sión

CLAUDIA HERNÁNDEZ DE ALBA 
Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, la gloria del Señor ha nacido sobre ti. Alza tus ojos alrededor y mira, todos estos se han juntado, vinieron a ti, tus hijos vendrán de lejos y tus hijas serán llevadas en brazo. Isaias 60.1, 4.

Largos años vivieron en el exilio hasta que finalmente, de todo el globo, los judíos empezaron a hacer realidad su sueño de retornar a la tierra de Israel. Al principio volvieron en pequeños números, infiltrándose a través de grietas en la presa del exilio, hasta que la barrera se vino abajo y llegaron como olas de una gran inundación.

Algunas fueron olas tranquilas que, no obstante, penetraron profundamente, otras fueron olas poderosas que produjeron un significativo cambio demográfico en la vida de la comunidad judía en Eretz Israel.

Las primeras olas

A comienzos del segundo milenio, pequeños grupos de judíos empezaron el retorno a la tierra de Israel. Hacia fines del siglo X1V se contó también Estori Haparji  (1280, 1355), quien abandonó su Francia natal para asentarse en Beit Shean, donde se dedico a estudiar de primera fuente la geografía de la tierra de Israel. En 1322, Estori Haparji completo el Séller Kaftor Vaperaj, la primera topografía comprensiva de la tierra de Israel.

A pesar de los peligrosos viajes por tierra y por mar, la imaginación judía continuó a lo largo del siglo XV. Uno de los imaginario más inmigrante más famosos de ese periodo fue el italiano Rabí Ovadia de Bertinoro (aprox.1450 antes de 1516), autor del mayor comentario de la Mishna y de un súper  comentario a la Tora .. Llego  en 1488 a Jerusalén, donde organizó con éxito los asunto comunitarios. Hacia fines del siglo XV se habían  establecido en el país cuatro importantes comunidades judías.. Unas 250 familias en Jerusalén, 300 en Safed ,70 en Gaza y 20 en Hebron..

En 1517 los turcos otomanos  derrotaron a los  gobernantes mamelucos y abrieron el país a la inmigración judía. Miles de refugiados de las expulsiones española y portuguesa, junto con judíos italianos, franceses y alemanes, afluyeron  a Eretz  Israel.

 Las comunidades florecieron y la vida judía se enriqueció. La ciudad norteña de Safed  pasó  a ser un distinguido centro de estudio judío. Entre sus habitante se contaban  los cabalistas Rabí Isaac Lurie (El Ari, 1534´. 1572), autor del Shuljan Aruj, el principal código de la ley judía. La presencia de esos renombrados estudiosos atrajo a su vez  a otros judíos de la diáspora.

En la segunda mitad del siglo XVII el Movimiento Mesiánico Sabetaista se extendió por toda Europa, estimulando una nueva corriente de inmigración a Eretz Israel. El mayor grupo de inmigrantes organizado en esa época estuvo encabezado por Rabí Yehuda Hejasid (1660, 1700). Cerca de 1.500 judíos salieron de Hungría, Polonia y Moraría hacia Eretz Israel, la mayoría de ellos llegaron a Jerusalén en el 1700. Las memorias de un jerosolimitano de aquellos tiempos reflejan los cambios que ocurrieron entonces. La  ciudad de nuestro Dios fue habitada por más miembros de este pueblo que los que habían vivido en ella desde que estos fueron exiliados de su tierra. Cada día venían muchos judíos a vivir en ella… Muchos de ellos adquirieron casas y campos, y reconstruyeron las ruinas.

Durante el siglo XVIII otros pequeños grupos llegaron a vivir en Eretz Israel. Entre ellos se contaron notables estudiosos como Rabí Jaim Abulafia (1660, 1744), Rabí Jaim Ben Atar (1696,1743), venidos de Marruecos en 1741, y el líder jasidico RABI Najman de Breslav, quien llegó en 1798.

A fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX llegaron a la tierra dos grupos que posteriormente pasaron a ser los fundadores del ´´Antiguo yishuv´´ – una comunidad de estudiosos de la Tora en Jerusalén. Los primeros en llegar fueron judíos polacos seguidores del Baal Shem Tov, el carismático fundador  del judaísmo en  Europa Oriental. Les siguieron los Prerushim, discípulos de Rabí Eliahu, el Gaon de Vilna (1720,1797), uno de los mayores estudiosos judíos de todos los tiempos. Fue bajo la influencia del Gaon de Vilna que se cruzó un importante puente con respecto a la alía (heb, lit. subida, inmigración) a Eretz Israel.

El Gaon de Vilna creía fervientemente que la concentración de los judíos de la diáspora daría inicio a la redención de todo el pueblo judío en su tierra y las naciones del mundo reconocieron el derecho de estos a una vida nacional y espiritual en la tierra de Israel. Cuando sus alumnos le preguntaron cómo podían facilitar esta redención, respondió: Debemos traer 600.000 judíos a la tierra de Israel. Ese número será decisivo.

De hecho, en el éxodo de Egipto 600.000 abandonaron dicho lugar. Hay también una bendición especial en el libro de oraciones que se debe recitar cuando uno ve 600.000 judíos reunidos en el mismo lugar… Entonces nuestro Dios, que prometió la tierra de Israel a nuestros antepasados, y que prometió que sus descendientes vivirían allí en seguridad, traerá más y más judíos allá.

La visión del Gaón de Vilna es asombrosa. Cuando se creó el Estado de Israel vivían en el país poco más de 600.000 judíos.

La visión del Gaón de Vilna que había llegado el momento para una acción practica que acercara la redención, fue la idea esencial que precedió al moderno retorno a la tierra de Israel.

Haciendo revivir la tierra: No importa cual sea el estatus o el rango de un judío, ni cuan remoto sea el lugar en que vive. Él aun mantiene la esperanza de que algún día ascienda a Sión. No hay clima que pueda alterar, ni ninguna estación puede aplacar el entusiasmo con el que el judío se vuelve a Jerusalén, incluso si solo se trata de una posibilidad para un futuro lejano.

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