El retrato de una madre

El retrato de  una madre

Mujer virtuosa, valerosa y vigorosa
Amor comparado solo al de Dios
Dedicada, apacible, sufrida
Responsable, velando siempre por los suyos
Especial y único tesoro en la tierra.
Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y algo de ángel por la solicitud de sus cuidados.
Una mujer que siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud.
Una mujer que si es iletrada descubre los secretos de la vida con más aciertos que un sabio y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños.
Una mujer que siendo pobre se complace con la felicidad de los que ama y siendo rica daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.
Una mujer que siendo vigorosa se estremece con el grito de un niño y siendo débil se reviste a veces con la bravura del león.
Una mujer que mientras vive no sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.
MADRE: Que el altísimo te llene de amor y te conceda fuerzas en tus luchas cotidianas.
Que Dios bendiga tu vida y a cada uno de tus seres queridos. Con la fe puesta en él pueda guiar a tus hijos por la senda del gozo y la prosperidad.
Tomemos el ejemplo del salvador y redentor del mundo, según el texto que encontramos en el evangelio de San Juan capítulo 19 y los versos 25 al 27
“Madre, he ahí a tu hijo. Hijo, he ahí a tu madre”
Dios te bendiga.

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