Respecto al precio del petróleo, lo siguiente es lo único que se puede asegurar: en el mercado hay más producto de lo que se necesita, le llaman sobre oferta mundial, y con un mínimo de certidumbre, nadie está en condiciones de pronosticar si subirá o seguirá deprimido en el corto plazo. Porque constantemente fallan los modelos y las hipótesis de los bancos de inversión como Goldman Sachs, de la Agencia Internacional de la Energía y demás organismos internacionales.
Hasta hace poco pronosticaban que el precio comenzaría a subir, el aumento de la demanda reduciría la sobre oferta. La realidad ha sido diferente, la demanda se revisa hacia la baja, no obstante los estímulos monetarios de la Reserva Federal, BCE y Banco de Japón, para aumentar la demanda agregada, el crecimiento del PIB y el empleo. Incluso, el BCE y el de Japón mantienen su tasa de referencia en terrenos negativos, significa que los bancos comerciales que piden préstamo pagan 0%.
Es inédita la coyuntura petrolera, donde la historia tampoco nada tiene que decir. Solo para llenar espacios de periódicos se pretenden teorías, algunas estiman que los exportadores de crudo agotaron las reservas de divisas acumuladas en época de vaca gorda, que se pondrán de acuerdo para reducir la producción y elevar el precio. Otras plantean que primero las potencias deberán repartirse las áreas de influencias, porque el deprimido precio del crudo es parte del juego de intereses geopolíticos.
Nos conviene petróleo barato, junto a los derivados representa un poco menos de la quinta del valor de las importaciones nacionales. Genera ahorros a la balanza de pagos y a las finanzas públicas. El presupuesto público aprobado para 2016, en lugar de ahorro plantea desahorro de divisas por el monto de US$148 millones, asume que pagaremos un precio promedio (US$48.80/barril) superior al de 2015. Es decir, correctamente asume un comportamiento diferente a la experiencia que se tuvo desde 2012, cuando la factura petrolera ascendió a US$4,810.7 millones. La balanza de pagos ahorró US$459 millones en 2013, US$486 millones en 2014 y US$1,319 millones en 2015.
El presupuesto público también se benefició. Por ejemplo el 2015, por el menor aporte del Ad-Valorem, la recaudación por consumo de combustibles se redujo en RD$7,971 millones, más que compensado, sin embargo, por la menor transferencia al sector electricidad al reducirse el costo de operación. Entre una cosa y la otra, el ahorro neto del presupuesto sumó RD$12 mil millones.
Pero ahora hay una realidad, es reversible el actual precio deprimido del petróleo, de un momento a otro podríamos pasar de ahorro en la balanza de pagos y en el presupuesto a lo contrario. Según mi teoría el juego depende de los Estados Unidos, que podrían reducir su oferta siempre que aseguren su área de influencia mundial. En ese caso, sobraría el precio deprimido del petróleo, y en cuanto a los demás productores serían seguidores, sin otra salida que ponerse de acuerdo sobre una cuota máxima de producción, para que el crudo se cotice por encima de los 48.80 dólares barril.
Como nos conviene petróleo barato, espero que mi teoría resulte fallida, como está sucediendo con pronósticos e hipótesis de organismos internacionales.