JOSE SILIÉ RUIZ
Ese es el título del último libro del destacado neumólogo, doctor Rafael Socías Pérez, para sus allegados conocido como Papito Socías. La obra fue puesta en circulación en una hermosa noche en el Museo de las Casas Reales, donde lo acompañamos al parto, que a su decir, tuvo una duración de veinte años.
Si de partos conversamos, en un día como hoy, hace 50 y tantos años, mi querida madre dejó de ser primigrávida, alumbrando un fuertecito varón y que ella, como amorosa y tierna madre lo consideró en ese momento como bello e inteligente, hoy es el día de mi cumpleaños.
El libro que comentamos, de fácil y agradable lectura está dividido en cuatro bloques: Londres y yo, El Rey, El Dinosaurio y el Epílogo. Se trata de las vivencias del autor en Inglaterra durante sus años de entrenamiento en la especialidad de los bronquios y los pulmones.
La obra se inicia con un pensamiento del profesor doctor Geraint James, destacado médico británico, con quien el Dr. Socías recibió entrenamiento y a quien en el libro él lo llama El Rey, señala: La mejor contribución que se puede hacer a la humanidad es evitar que sus grandes hombres y mujeres sean olvidados. Lo recalca el doctor Richard de Reemee, de Rochester Minnesota, en el prólogo del libro.
El mayor disfrute de la publicación de nuestra parte fue el capítulo Londres y yo, en verdad que hicimos memorias de esos días felices junto a los ingleses. El doctor Socías narra su llegada a la capital del Reino Unido junto al licenciado Rafael Montilla, todo un caballero, quien era a la sazón Secretario de la embajada nuestra en Londres. Con relación a éste, el autor señala, y citamos la página 13: Luego nos dirigimos a la casa del señor Montilla, quien llamó por teléfono a dos de sus amigos dominicanos, el Dr. Pedro Paredes, siquiatra, y al doctor José Silié Ruiz, neurólogo.
La lectura nos hizo recordar que éramos diplomáticos en la época, y precisamente por esa condición, esa misma tarde habíamos asistido con bombín y levita al palacio de Buckingham, a una elegantísima fiesta en sus jardines interiores por invitación de la misma reina Isabel, con toda la familia real, junto a nuestra madame, el embajador Ricart y un gran fraterno, el licenciado Guerrero.
Señala el autor sobre los médicos: Ellos llevaron a Rafael (como se nombra el autor en la obra) al Hotel Shellbourne, ubicado en la calle Lexham Garden número 3 esquina Cromwell Road, en South Kensington. Cuando Rafael quedó solo en la habitación, se dejó caer sobre un sillón completamente exhausto. Su cuerpo reclamaba descanso y sentía frío hasta en el alma. En nuestro caso, lo que siempre agradecemos, tuvimos como amable cicerone al doctor Alberto Santana, hoy prominente gastroenterólogo.
Muy bellas son las descripciones de cómo Rafael conoció a su actual esposa Sofía, colombiana, a quien todos queremos. Han procreado una hermosa familia y más de una vez señala en el texto que ha sido ella su bujía inspiradora desde el momento en que la conoció. El Rey lo ayudó a conocer no sólo la medicina interna, sino lo más valioso que todos aprendimos como egresados de los ingleses, el juicio médico lógico. El dinosaurio, es el doctor Friedrich Wegener, alemán, uno de los prominentes neumólogos del siglo pasado, la granulomatosis pulmonar lleva su nombre, profesor por igual del autor.
Por espacio debemos resumir que el doctor Socías se hizo dueño absoluto de los corazones de esas familias. Todo el que conoce al distinguido neumólogo dominicano sabe que es un charming e inteligente caballero. Lean el libro, lo recomendamos por ser una historia de bellos sentimientos, valentía, esfuerzos, amor, y por encima de todo, de lo que a nuestro humilde modo de ver, lo que más enaltece y acrecienta al ser humano, de nobles agradecimientos.