El robo del cuadro de la Virgen de la Altagracia, medio siglo después

El robo del cuadro de la Virgen de la Altagracia, medio siglo después

Imagen del cuadro de la Virgen de la Altagracia.

El cuadro fue robado y recuperado horas después en el sector Villa Pereira, de la ciudad de La Romana, en una operación dirigida por el jefe de la Policía Nacional

A mediados de julio de 1971 fue sustraído el cuadro de la Virgen de la Altagracia, que se encontraba en la iglesia de Higüey, acontecimiento que conmovió a la feligresía católica del país. Múltiples comentarios y especulaciones se tejieron en torno al caso, algunos de los cuales tenían connotaciones políticas.

El robo se produjo meses después del presidente Joaquín Balaguer haber sido reelecto por primera vez en unas accidentadas elecciones, en mayo de 1970.

Fue el sacristán del templo, Joaquín Soto, quien primero se percató de que el cuadro había sido sustraído y de inmediato comunicó el insólito caso al obispo de la diócesis, monseñor Juan Félix Pepén.

Las campanas repiquetearon constantemente en señal de que algo raro estaba sucediendo y fue así como miles de feligreses se concentraron frente al santuario.

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Basílica de Higüey donde se suele venerar a la Virgen.

La noticia corrió por todos los medios nacionales e internacionales, y cuando el presidente Balaguer fue enterado del sacrilegio dispuso que los cuerpos investigativos y las Fuerzas Armadas prestaran la colaboración necesaria a las autoridades eclesiásticas.

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El cuadro fue recuperado horas después en el sector Villa Pereira, de la ciudad de La Romana, en una operación que dirigió el jefe de la Policía Nacional, general Enrique Pérez y Pérez y el coronel Melitón Jorge Balderas.

La imagen fue llevada a la catedral donde se oficiaron cultos religiosos y el público tuvo la oportunidad de venerarla.

Más adelante, la imagen fue trasladada al Palacio de la Policía, donde la recibió el representante del papa, el nuncio Luciano Storero, acto al que asistió el presidente de la República. Presentes también el arzobispo de Santo Domingo, Octavio Antonio Beras, y los obispos Hugo Eduardo Polanco Brito, Eliseo Pérez Sánchez y José Octavio Rodríguez, así como el presidente de la Sociedad Fervorosos de La Altagracia Julio de la Rocha Báez.

Días después del robo fueron detenidos Enrique Antonio Paulino Cueto y Juan Bautista Silvestre, quienes admitieron el hecho y explicaron que tenían la intención de pedir un rescate de cinco mil pesos. Los jóvenes se declararon evangélicos y sus reacciones provocaron ciertos roces entre los distintos cultos religiosos.

Los comentarios y especulaciones sobre el caso fueron tantos y disímiles que algunos sectores llegaron a divulgar la especie de que en el robo del cuadro de la Virgen habrían participado colaboradores cercanos del jefe policial Pérez y Pérez, cuya estrella militar estaba “medio apagada” en esos tiempos “y era preciso” la comisión de un acto de trascendencia, y su inmediata solución, de suerte que el alto militar recuperara el brillo que transitoriamente había perdido ante el doctor Balaguer.

Otras versiones
Además se vinculaban a propietarios de tierras que discrepaban del sentir del obispo Pepén, sacerdote que abogaba porque las tierras de la comarca fueran distribuidas entre los pobres.

De igual manera, se mencionó al general Elías Wessin y Wessin, quien semanas antes había sido detenido acusado de promover un golpe de Estado contra el presidente Balaguer.

Un seguidor del militar político, el exsacerdote higüeyano Zenón Castillo de Aza, fue detenido por las autoridades para ser investigado por el hecho, pero fue libertado horas después.

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En una homilía que pronunció con motivo de la recuperación del venerable cuadro de la Virgen, el obispo Pepén expresó: “Virgen bendita de Higüey, hoy, después de profanado tu santuario, vuelves a tu pueblo a seguir derramando tus amorosas bendiciones sobre los que a ti llegan con intención recta.

“Seguirás con bondad maternal bendiciendo a todos los que te profesan tus hijos, sean buenos o sean malos, dando a unos confianza y a otros arrepentimiento”.

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