La remisión en cámara lenta de Irán al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, dio un paso con el informe de la semana pasada por el regulador nuclear de la ONU de que no le resulta posible juzgar hacia dónde se dirige el opaco programa nuclear de Teherán. La Agencia Internacional de Energía Atómica, sin embargo, pudo confirmar la reciente declaración de Irán de que logró un importante avance en el enriquecimiento de uranio. Se trata de un paso al dominio de la tecnología necesaria para fabricar bombas nucleares, aunque la República Islámica insiste en que sus intenciones son totalmente pacíficas.
Mientras que los líderes teocráticos de Irán se mantienen confiados y desafiantes, el frágil consenso que une Estados Unidos, sus aliados europeos y Rusia y China, está empezando a romperse.
Irán está a horcajadas en un arco de crisis que vinculan el Oriente Medio a Asia Central y Sur, y suficientemente inflamable sin este tipo de enfrentamiento nuclear. No existe otra tarea más urgente para la diplomacia internacional que impedir que este enfrentamiento se convierta en una confrontación.
EEUU, a diferencia de Irak, hasta muy recientemente había mantenido una segunda posición, permitiendo que el llamado grupo EU3 -Gran Bretaña. Francia y Alemania- continuaran las negociaciones que por algún tiempo detuvieron las actividades nucleares de Irán. Sin embargo, la administración Bush está incrementando el tono belicoso de su retórica, amenazando con consecuencias significativas, en la frase amenazadora del vicepresidente Dick Cheney, si Irán no cesa en la busca del ciclo completo del combustible nuclear.
Están saliendo a la luz informaciones de que en EEUU, mientras tanto, de planes de contingencia para bombardear las instalaciones nucleares de Irán -y hasta el empleo de las armas de combate nucleares para penetrar sitios bajo tierra. Cierto o no, los mullahs parecen estar encantados con la idea. Cualquiera sea lo que los iraníes sienten por sus gobernantes, respaldan el derecho de su país de contar con tecnología y métodos de contención, lo que convierte esto en una controversia dada por Dios alrededor de la cual los teócratas pueden aunar la nación. Mahmoud Ahmadi-Nejad, el presidente mesiánico de Irán, parece comprender esto muy bien.
Irán está ejerciendo su derecho a acceder al material fisible, y no está claro que pueda haber algo que lo disuada. Una amenaza realista de aislar el país por el Consejo de Seguridad de la ONU solo podría darle a Teherán una pausa, pero solo si forma parte de una respuesta cuidadosamente calibrada de incentivos, además de sanciones.
Irán tiene que convencer al mundo con una completa transparencia sobre el tema nuclear. Pero, a cambio, tiene que recibir una garantía de seguridad de EEUU de que no será invadido, como un paso en dirección hacia acuerdos de seguridad regional más amplios, que vinculen Irán, Irak, los estados del Golfo encabezados por Arabia Saudita, a través de la cooperación.
VERSION IVAN PEREZ CARRION