El rostro humano de la arquitectura en la Bienal de Venecia

El rostro humano de la arquitectura en la Bienal de Venecia

La 16ª edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia abre sus puertas al público el sábado para mostrar con proyectos simples y concretos el rostro más humano de una disciplina dividida entre ética y estética, lo individual y lo colectivo.
El certamen más relevante de la arquitectura mundial, que este año lleva como lema “Freespace” (Espacio libre), bajo la curaduría de las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell e Shelley McNamara, se propone valorizar los espacios colectivos, “la generosidad de espíritu” y el “sentido de humanidad” que la arquitectura debe colocar en el centro de su agenda.
“Es que la creatividad del arquitecto debe estar al servicio de la comunidad”, resume en una entrevista a la AFP McNamara, quien inició con Farrell su trayectoria como profesora, con particular atención en la función social de la arquitectura.
Al recorrer los imponentes 3000 metros cuadrados del Arsenal y la sugestiva zona de los jardines, en donde 65 países presentan sus propuestas junto con otros cien estudios de arquitectura invitados, la idea de espacio libre resulta ante todo una suma de “deseos y propuestas”.
El enorme corredor central en los antiguos galpones de los astilleros venecianos señala la distancia e introduce al visitante en espacios muy diferentes, públicos y privados, entre ellos el ovalado y sereno jardín de niños diseñado por el arquitecto Takaharu Tezuka o la bella estructura, una suerte de altar moderno de madera laminada, de la arquitecta Alison Brooks.
Dividida en secciones especiales, la muestra invita a conocer proyectos notables, a reflexionar sobre edificios históricos famosos y a entender la importancia de la docencia.
Siete países participan por primera vez en la Bienal: Antigua & Barbuda, Arabia Saudita, Guatemala, Líbano, Mongolia, Pakistán, y el Vaticano, con un pabellón especial en la isla veneciana de San Jorge.

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