El sabor amargo, una alerta natural

El sabor amargo, una alerta natural

Un estudio afirma que la percepción que tenemos los humanos del sabor amargo no es otra cosa que una defensa natural frente a sustancias tóxicas para nuestro organismo. Es la primera investigación que confirma de forma directa esta hipótesis.

Al parecer, nuestro receptor del sabor amargo detecta un componente natural llamado glucosinolato que está presente en plantas crucíferas. Los glucosinatos tiene propiedades positivas, ayudando a la prevención de algunos tipos de cáncer, pero también se ha descubierto que este componente puede causar la inhibición de la absorción de yodo y disfunciones del tiroides.

En el estudio se emplearon 35 personas entre las que había individuos sensibles al sabor amargo, otros con una sensibilidad intermedia y otros insensibles. A los sujetos del experimento se les puso una dieta con vegetales con y sin glucosinatos. Mientras los vegetales sin glucosinatos eran percibidos por los tres grupos igual, los que tenían este componente fueron rechazados por su amargor por las personas sensibles al mismo.

De esta manera se ha podido demostrar que las variaciones genéticas afectan de forma específica a la percepción de sabor amargo en los alimentos que contienen toxinas.

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