El sacristán de Tosca y los defensores del Dr. Fernández

El sacristán de Tosca y los defensores del Dr. Fernández

En el primer acto de la ópera “Tosca”, de Puccini, el sacristán de la iglesia de Sant’Andrea della Valle, en Roma, indignado con las irreverencias en el templo, dice rabiosamente para sí: “Quei cani de volteriani nemici del santíssimo governo…” (esos perros volterianos, enemigos del santísimo gobierno). Me vino a la mente esta frase indignada del peculiar sacristán, al comprobar yo la indignación de distinguidos intelectuales en torno a las denuncias de malos manejos –por lo menos, caprichosos y permisivos de corrupción– que la sociedad, mayoritariamente, atribuye al expresidente Leonel Fernández y su “santíssimo governo”.

   Aparecen firmas que me sorprenden y hasta me duelen, porque se trata de gente valiosa que admiro y respeto. Hay otras firmas explicables porque se trata de personajes que se lucraron hasta lo insoñado y, naturalmente, no quieren que eventualmente la justicia, si llegamos hasta ese avance,  actúe –posiblemente por primera vez– conforme a lo que muestran las pruebas físicas, tangibles y visibles.

   Los antiquísimos sabios de aquellos primeros días del pensar profundo, afirmaban que “La naturaleza no hace saltos” (Natura non fecit saltus). Se puede, pues, comprender sin mucha dificultad que personas de humilde estrato económico, social y cultural, vertiginosamente levantadas a elevados niveles de un poder que tradicionalmente no castiga el delito, sino que lo apaña acorde con sus simpatías, afectos, y aún más allá de eso, por práctica nacional, enloquezcan y se desborden.

   Nunca ha sucedido aquí, fuera de las épocas dictatoriales (cuando el robo requería de expresa y limitada autorización oficial) que un funcionario, así fuese de altísimo rango, sea destituido o se vea obligado a renunciar por señalamientos de corrupción o inconducta. Comprobada o sospechada.    Pero a cada momento lo vemos. Los ocultamientos y mentiras de Nixon en el caso Watergate le costaron su cargo. El poco comprensible intento de violación a una camarera en un hotel de Nueva York le costó el puesto a un personaje del mundo económico mundial como Strauss-Kahn. El expresidente francés Sarkozy está envuelto en un problema legal por haber recibido una contribución a su campaña electoral de la viuda de L’Oreal, por encima de lo que estipula la Ley. En Brasil, en México, se destituyen altos funcionarios señalados popularmente como corruptos. No digamos en otros países más respetuosos de la Ley y de cuál debe ser la conducta de quienes manejan el erario. El dinero nuestro, el dinero del pueblo.

    Somos nosotros quienes pagamos las astronómicas cuentas de los funcionarios y sus allegados, sean familia o amantes “champagneras”, que viven a todo lujo.

    Que hay algunos que han sido ricos y dilapidadores siempre… sí… unos pocos, pero no con el mismo desenfado con que dispendian el dinero ajeno.

   Para organizar y potencializar el país hace falta un fortalecimiento de la justicia, de la Ley y de quienes deben servirla.

   Que no lo hacen.

   No es fácil para Medina, por razones que conocemos.

   Pero hay que hacerlo.

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