El sagrado Cacao

El sagrado Cacao

Cacao

“Las cosas claras y el chocolate espeso.”

Proverbio español

El cacao tiene una antigua historia en Mesoamérica, que data de más de 4,000 años. La palabra cacao procede del vocablo náhuatl cacahoatl o cacahuatl, que significa “jugo amargo”. Chocolate viene de la palabra maya chocol que significa “caliente” y reemplazaron la palabra maya “Jáa” por la azteca “atl”, que significa “agua”.

Según la leyenda, el cacao era el árbol más bello del paraíso de los aztecas, quienes le atribuían múltiples virtudes: proporcionar la sabiduría universal, curar las enfermedades, calmar el hambre y la sed. Los mayas empezaron a cultivarlo hace más de 2,500 años. Ellos hacían un brebaje amargo con las semillas de cacao llamado «chocolha», que solo podían consumir nobles y reyes. Tenían diversas formas de elaborarlo y perfumarlo, más líquido o espeso, con más o menos espuma, con miel, maíz o chile picante.

Cuentan las leyendas que en tiempos antiguos los mayas compartían el cacao con las personas que llegaban de visita a las casas. Al tomar juntos el chocolate podían hablar desde el corazón y crear relaciones duraderas, vínculos profundos que iban fortaleciendo a su pueblo. Cuando hablamos desde el corazón, mostramos nuestra verdad. Desde ahí, es posible que nuestra realidad pueda encontrar un lugar armonioso en la realidad de las otras personas.

El conquistador español Hernán Cortés envió el primer cargamento de cacao de América a España en 1524. Cortés escribió acerca del cacao: “La bebida divina, que aumenta la resistencia y combate la fatiga. Una taza de esta preciosa bebida permite al hombre caminar durante un día entero sin comer“. Aunque la frase es del siglo XVI, bien podría parecer un anuncio de una bebida energética del siglo XXI.

El famoso químico alemán, Justus von Liebig, pronunció una de las frases que más reverencian el chocolate por su poder excitante e inspirador. “El chocolate es un alimento perfecto, tan sano como delicioso, un benéfico restaurador de la energía. Es el mejor amigo de los que participan en actividades literarias“. El primer libro donde se habla del chocolate, data del 1631 y fue escrito por un médico cirujano de Écija provincia de Sevilla, donde hace referencia a otro libro anterior en el que se daba la fórmula para un medicamento, hecho principalmente con chocolate.

De todos los alimentos que existen, el cacao goza de una gran popularidad gracias a su sabor exquisito y su versatilidad para elaborar productos. Dentro de los beneficios del cacao encontramos:

• Es un potente antioxidante, protege las células y combate las enfermedades.

• Ralentiza el envejecimiento, aporta vitalidad y belleza al cuerpo.

• Es antidepresivo, cuando se consume el triptófano presente en el cacao, un aminoácido esencial para el organismo, el cuerpo lo convierte en serotonina, una hormona que determina el estado de ánimo.

• Estimula el sistema nervioso, su consumo aumenta la alerta.

• Ayuda a reducir el estrés, ingerir cacao aporta calma.

• Previene enfermedades cardíacas.

• Actúa como relajante muscular, gracias a sus altos niveles de magnesio.

• Potencia el desempeño sexual, sus componentes generan endorfinas, responsables de la sensación de euforia, bienestar y placer en las personas.

• Fortalece dientes y huesos, por su contenido de calcio.

• Reduce los niveles de glucosa, colesterol y ayuda a absorber distintos nutrientes de los alimentos.

• Mantiene un buen equilibrio dentro del organismo, por el contenido de fibra.

• Ayuda a controlar el apetito, las grasas del cacao aportan una gran reserva de energía.

• Mejora la salud, por su aporte de vitamina A que potencia el sistema óseo, el desarrollo celular y reproductivo, B que mejora los sistemas nervioso, digestivo y circulatorio y C que se encarga de evitar resfriados, crear colágeno y participa en las reacciones neurológicas.

• Activa la alegría, su efecto es similar al que sentimos cuando estamos enamorados.

En el siglo XVIII, el naturalista Carolus Linnaeus, basado en las creencias de los mayas y aztecas, designó al árbol de cacao con el nombre científico de Theobroma Cacao, que en latín significa “alimento de los dioses”. El árbol de cacao es símbolo de abundancia, gobernabilidad y dignidad.

¿Por qué no percibimos los beneficios del cacao? Porque la industria del chocolate ha manipulado el sagrado cacao, añadiéndole grandes cantidades de azúcar, leche, preservantes y otras sustancias. Cuando consumimos una barra de chocolate ingerimos muy poco cacao. Es conveniente elegir el chocolate negro, amargo y con un 70 a 85% de cacao.

El cacao abre nuestros corazones y nos llena de amor. ¿No es el amor el principal producto de belleza? La actriz estadounidense Katharine Hepburn dominó las pantallas de Hollywood por más de sesenta años, gracias a su extraordinaria belleza. Se confesó una devota del chocolate. El poder que le atribuía lo apreciamos en su mítica frase: “Lo que ves delante de ti, amigo mío, es el resultado de toda una vida de chocolate“.

El chocolate puro contiene el balance de componentes ideales para estimular nuestras energías, conectarnos con la frecuencia del corazón y convocar el espíritu desde niveles muy sutiles y profundos. El cacao es considerado medicina. A diferencia de otras plantas de poder, el cacao no empuja, sino que nos invita a un viaje de autoconocimiento, que solo se despliega cuando lo consentimos. Es un guardián de sabiduría, un maestro y un despertador de consciencias.

La primera vez que participé en una toma de cacao ceremonial fue en México. En el ritual, acompañados por copal, cantos y sonidos sanadores, realizamos un viaje hacia el interior de nuestro ser, donde sintonizamos la sabiduría antigua y escuchamos al maestro interior, mostrándonos las múltiples posibilidades que tenemos de crear, fluir y compartir. La vivencia es inolvidable. Al acelerar el flujo sanguíneo del cuerpo, el cacao propicia que el cerebro reciba mayor claridad. Al acelerar el corazón, nos permite escucharlo.

Para los mayas, el cacao abre la puerta hacia una mayor consciencia, por vía de la elevación de nuestra frecuencia vibratoria, permitiéndonos ver de manera más clara y responder de un mejor modo a lo que experimentamos. Las tomas de cacao ceremonial favorecen que podamos estar presentes, en una escucha plena de nosotros mismos, llevándonos a sentir lo que nuestro cuerpo tiene que decirnos y escuchar lo que nuestro corazón desea que sepamos.

La ceremonia comienza al entrar en contacto con el cacao, disfrutar su aroma, sentir su textura mientras vamos rayando la bola (de cacao orgánico puro), poner el agua a hervir con las hierbas que hayamos elegido, rezar las intenciones de la toma y agradecer por los regalos que vendrán por vía de la medicina del cacao. Después, se mezcla el cacao con el agua y se bate hasta disolverlo totalmente. A veces, la espuma se asoma y el cacao nos comunica algo profundo.

El ritual nos invita a sentir, a entregarnos, a confiar y a escuchar lo que sucede en el ahora. Al recibir el cacao recordamos el poder que recuperamos al sentarnos en círculo, del cual todos formamos parte. Se recomienda acomodar a los participantes en el suelo, así todos estamos a la misma altura y es fácil recordar que somos iguales.

El cacao comienza a tener un efecto entre 30 y 45 minutos luego de la toma. Todo el trabajo ocurre en plena conciencia. El viaje es distinto para cada quien. Sin embargo, un elemento común para todos es el sentir y estar presentes en nuestro cuerpo, en la realidad del aquí y ahora.

Al tomar cacao se abre un espacio de mayor visión hacia nuestro interior y nuestra atención se vuelca hacia dentro. Durante una ceremonia de sagrado cacao, vamos recorriendo el espacio que somos, las voces que nos habitan, las historias que nos hemos contado y los recuerdos que hemos guardado. Todo lo que no hemos digerido en nuestra vida aflora para ser sanado, todos los sueños no realizados surgen y cobran vida.

El ritual siempre es un trabajo colectivo, en el que retornamos a la unidad de nuestro origen. Vamos en distintos niveles al reconocimiento de nuestro interior y el efecto que está teniendo en el exterior la relación que tenemos con nosotros mismos.

¿Te animas a celebrar una ceremonia de cacao? George Bernard Shaw, el escritor irlandés ganador del Premio Nobel de literatura (1925) y de un Oscar (1938) era un vegetariano entusiasta con una gran pasión por el chocolate. Shaw expresó el poder que vio en el chocolate al decir: “¿Para qué sirven los cartuchos en la batalla? Yo siempre llevo en su lugar chocolate”.

¿Imaginas lo que ocurriría si utilizáramos el sagrado cacao para librar nuestras batallas? ¡una revolución de consciencia y amor!