El Salvador: elecciones

El Salvador: elecciones

Bienvenidos a la ciudad más peligrosa del mundo, dice sin satisfacción el politólogo Álvaro Artigas González. Menciona la desventurada característica de San Salvador, porque considera que el tema violencia debió estar presente en la campaña electoral. Es uno de los conferencistas invitado por el Tribunal Superior Electoral -TSE- de El Salvador para participar en los talleres previos a la celebración de las elecciones del pasado domingo. El objetivo es orientar a las personas que integran las misiones de Observación Electoral. El título de su exposición: “Contexto Político, Económico y Social, de las Elecciones 2018.” Diserta con libertad y sin complacencias para los anfitriones. Su misión es informar sobre la situación de un país que aún recuerda la secuela de una guerra-1980-1992- que aposentó el horror en cada rincón del territorio. El docente de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas resalta el índice de 103 homicidios por 100,000 habitantes. Insiste y asevera que los candidatos no asumen las cifras. Excluyen de su oferta el enfrentamiento de ese problema. “Apuestan al voto duro y el único que se refiere al tema propone como solución la pena de muerte”. Y continúa: La seguridad no está en la agenda de campaña, tampoco la amenaza del retorno de tantos nacionales y su incidencia en la economía y en la posibilidad de negocios ilícitos. Las campañas no son propositivas son de miedo: si seguimos con, si no cambiamos a… También cita la irresponsabilidad de los protagonistas de la anti política. Señala las decisiones de la Sala Constitucional de la Suprema Corte de Justicia en materia electoral y el impacto que el acatamiento de las mismas ha tenido en el TSE. Artiga González detalla ocurrencias electorales, comunes y conocidas allá y aquí, percepciones que amenazan el decurso de un proceso y después del depósito de las boletas en las urnas se desvanecen. Comenta que en las encuestas hechas por la Universidad Centroamericana, la percepción de fraude está presente en la población. Lo curioso es, agrega, que desde 1994 no hemos tenido fraude. Sí hemos tenido irregularidades en la jornada como problemas en la instalación de las juntas, con los muertos que votan, los rumores, pero fraude no. El sondeo establece que la credibilidad y confianza en el TSE ha descendido de un 49.7 % en el 2014 a un 16% en el 2017 y por eso, advierte que el desempeño ahora será determinante para la evaluación. Afirma que el poder se debate entre los dos grandes partidos políticos salvadoreños-ARENA y FMLN- aunque existan otras fuerzas políticas. Lamenta que la diferencia entre los dos no es ideológica.
El 4 de marzo fueron celebrados los comicios para elegir 84 asambleístas y los integrantes de los Concejos Municipales. La Asamblea Legislativa de El Salvador está compuesta sólo por Diputados. Pueden reelegirse y la duración de su mandato es de 3 años. La composición de la Asamblea cambió, conforme al conteo preliminar de votos y ese cambio tendrá consecuencias institucionales importantes. La Asamblea elige, por votación nominal y pública, a los siguientes funcionarios: Presidente y Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Presidente y Magistrados del Tribunal Supremo Electoral, Presidente y Magistrados de la Corte de Cuentas de la República, Fiscal General de la República, Procurador General de la República, Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos y Miembros del Consejo Nacional de laJudicatura -artículo 131Constitución -.
Es la primera vez que las Juntas Receptoras del Voto estuvieron conformadas por ciudadanos sin filiación partidista. Así lo dispuso el controversial fallo de la Sala Constitucional de la SCJ. La Sala ordenó también el voto cruzado y fraccionado que tanta dificultad genera al momento del escrutinio. Esta disposición convierte el sistema electoral salvadoreño en uno de los más complicados de la región, avalada tal característica por técnicos especializados, adscritos a organismos de observación electoral internacional. El escrutinio oficial concluye el 21 de marzo. Entonces, la población podrá calificar al diligente órgano electoral que hizo y hace el trabajo.

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