El SDSS en la vorágine

El SDSS en la vorágine

Una de las conquistas sociales más importantes de los dominicanos está bajo seria amenaza. Intereses en pugna, desacuerdos, elusión y evasión, así como una crisis de voluntad política mantienen al Sistema Dominicano de Seguridad Social en la vorágine. el diagnóstico que se hace a trece años de instaurado el sistema es desalentador y cada día surgen más elementos de preocupación. La cobertura de la población se ha quedado a medias, lo que plantea un problema de exclusión imperdonable. En la parte informal de la economía la cobertura es mínima, a pesar de que ahí está la mayor parte de la fuerza laboral del país. Y la evasión y  elusión  en la economía formal conspiran contra la sostenibilidad financiera del sistema.

 En materia de cobertura, los asegurados tienen que hacer erogaciones cada vez más altas por concepto de copago, inclusive para servicios y procedimientos que están totalmente cubiertos por el Seguro Familiar de Salud. A esto hay que sumar que la cobertura en medicamentos se ha quedado anclada en una cifra ridícula, frente a costos cada vez más altos de los fármacos, estudios y procedimientos clínicos. Y el sistema de atención primaria, que bajaría sustancialmente los costos, no crece a la velocidad que demandan las circunstancias. En fin, el diagnóstico que se hace del Sistema Dominicano de Seguridad Social es como para temer que llegue a colapsar una conquista tan  importante.

MENORES EN RIÑA CON LA LEY 

La Cámara de Diputados aprobó recientemente modificaciones en el Código del Menor que aumentan las penas de encierro para  los infractores de la ley. Las opiniones sobre la utilidad de este aumento están muy divididas, pues nada demuestra qué tan beneficioso o perjudicial puede resultar la disposición en el tratamiento del menor en conflicto con la ley y las normas de convivencia.

Nuestra preocupación en el caso particular de los menores condenados  a reclusión es que no se hace énfasis en un programa de regeneración de conducta y de capacitación para que el muchacho pueda incorporarse a la vida productiva con criterios distintos a los que motivaron la condena. La responsabilidad social del Estado tiene compromisos que van más allá de la represión. Es necesario lograr que a la salida de prisión el joven tenga un concepto depurado de las normas de convivencia.

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