Cuando el presidente Trump le comentó al expresidente Jimmy Carter su preocupación por el desarrollo de China, Carter, le respondió “Temes que China se nos adelante y estoy de acuerdo contigo. ¿Pero sabes porque la China se nos adelanta? Yo normalicé las relaciones diplomáticas con Beijing en 1979. ¿Desde esa fecha, sabes cuantas veces China ha entrado en guerra con alguien? Ni una sola vez, mientras que nosotros estamos constantemente en guerra. EEUU es la nación más guerrera en la historia del mundo debido a su tendencia de obligar a otras naciones a responder a nuestro gobierno… China, por su parte, está invirtiendo recursos en proyectos como ferrocarriles, infraestructuras, trenes balas intercontinentales y transoceánicos, tecnología 6G, inteligencia robótica… en lugar de utilizarlos en gastos militares”.
Lección desaprobada. Mientras que las compañías chinas elevan su nivel competitivo promoviendo la innovación y la competencia, EEUU y sus pares no pueden convivir con el incontenible desarrollo chino e incapaces de competir en buena lid, en el marco de las “normas” que dicen defender, reniegan de sus “valores” y apelan a medidas proteccionistas y sanciones indiscriminadas.
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La obsesión ahora son los vehículos eléctricos y las empresas de nueva energía chinas hostilizadas y bloqueadas bajo el subterfugio de un “exceso de capacidad” que solo existe en el andamiaje estratégico de, por un lado, intentar frenar a China y, por otro, favorecer a sus incompetentes empresas nacionales.
La aceptación y fuerte demanda internacional de los productos ecológicos chinos, incluyendo EEUU, Europa y Japón –por eso le cierran el acceso –, consecuencia de la positiva imagen que presentan en términos de fiabilidad, asequibilidad, alta calidad y competencia de mercado. Insoportable. Descartan competir y lo más cómodo que se les ocurre es elevar aranceles. Con su gran mercado y enorme demanda China no necesita recurrir a subvenciones. Algunos no necesitan investigar objetivamente, les basta con que lo dice EEUU y punto.
El liderazgo capitalista por decenios condenaba al proteccionismo, pero ahora lo absuelve ante su debilidad competitiva en varios sectores. China no solo es la “fábrica del mundo” sino, igualmente, el “mercado del mundo”. La industria de productos ecológicos chinos es sólida por lo que es gran exportador de paneles solares, baterías, turbinas eólicas, vehículos eléctricos. Sin dudas es un gran aporte a un mundo urgido de enfrentar al cambio climático pero enfrenta un “déficit” de oferta para desarrollar sus planes.