Es necesaria una vuelta al pasado en materia agrícola. Eso lo expresó hace unas semanas el experimentado economista Jacques Chonchol. Me parece que el reputado experto en asuntos agrícolas y en reforma agraria pasó desapercibido durante su reciente visita a Santo Domingo.

Para quienes no lo conocen, este hombre fue ministro en el gobierno de Salvador Allende a inicios de la década de los setenta. En aquel entonces, Jacques Chonchol era uno de los más grandes ideólogos y defensores de la Reforma Agraria en la América Latina. En esos años ya estaba trabajando como hacedor de políticas públicas y leía con avidez las ideas y los trabajos del chileno Chonchol.

Aquí se comenzaba a dar pasos para llevar a cabo un proceso de reforma agraria. Recuerdo en ese entonces que el Presidente de la República tendría un encuentro con los representantes del Suroeste y en esa ocasión mi padre, quien era el portavoz de la región, le reclamo al Dr. Balaguer que era hacia el campo que deberían ir los recursos del Estado y no hacia las ciudades. Lamentablemente lo que se hizo fue lo contrario y se volcaron los recursos fiscales hacia la ciudad capital y en materia de Reforma Agraria no se hizo lo correcto y luego dicho proceso fue abandonado.

Cuando Jacques Chonchol estuvo aquí lo que señaló fue de mucha validez, pero además sus planteamientos fueron certeros.  Es por ello que creo que esta crisis mundial debe de servir de lección a nuestros países que remodelaron sus economías en función a esquemas económicos que no responden a nuestras necesidades y realidades. El área agrícola y los sectores rurales han sido los más perjudicados por las políticas de libre mercado que hemos adoptado dentro del imperante proceso de globalización. 

Nuestros países deben en cierto modo retomar las políticas que provoquen un regreso al campo para incentivar la producción agrícola en aquellos renglones que se consideren prioritarios. Esas acciones deben ser orientadas a promover la producción agrícola exportable y los bienes de consumo interno que nos permita alcanzar nuestra seguridad alimentaria. Conjuntamente debemos revalorizar al sector rural y mejorar las condiciones de vida existentes en el campo de nuestros agricultores.

Los bienes agrícolas tienen y tendrán una alta demanda a nivel mundial así como en el mercado local. Esa demanda ha dado lugar a los buenos precios que hoy tienen los productos agrícolas lo cual hace que esa actividad sea rentable y duradera. Es cuestión de saber dar forma a políticas agrícolas que sean coherentes y viables para lograr producir con costos y tecnologías modernas. En un proceso de esa naturaleza debemos capacitar a nuestros agricultores y crear comunidades agrícolas que le permitan una vida adecuada a ellos y sus familiares.

Hacer eso es una forma de distribuir el ingreso nacional y descentralizar las actividades económicas aligerando el movimiento de personas a las zonas urbanas pero también logrando nuestra seguridad alimentaria. Pero para alcanzar esos objetivos es necesario que las políticas monetarias, fiscales y la de precios también den una vuelta al pasado. La monetaria tendría que diseñar mecanismos para que el sector financiero tenga que prestar a los sectores productivos y entre ellos al sector agrícola.

Mientras que la política fiscal deberá eliminar las cargas impositivas que afectan a ese sector, lo que aunado con  políticas de precios que establezcan que los  insumos agrícolas posean los precios correctos serian acciones que darían un giro total a la situación actual donde estamos usando las escasas divisas que poseemos para importar lo que consumimos. Eso ha dado lugar a tener un sector agrícola pequeño y deficiente con una población en extinción.

En fin, todo esto puede ser posible siempre y cuando exista una verdadera voluntad de regresar a las cosas buenas del pasado, las cuales serán las que darán en el futuro seguridad alimentaría y equilibrio a la sociedad dominicana.