El problema de la sequía se puede solucionar con muy poco dinero
Guerra avisada no mata soldado. Sucede que cada año la región noroeste compuesta por las provincias de Valverde, Montecristi, Dajabón y Santiago Rodríguez es castigada por una cruel sequía que marchita el pasto y el ganado muere de hambre y sed.
Dando inicio a los repetitivos reclamos de auxilio de los medianos y pequeños productores pecuarios, que se dejan sentir por todos los medios de comunicación habidos y por haber.
De nuevo saldrán las apresuradas declaraciones del ministro de Agricultura de turno, anunciando y disponiendo el envío urgente de caravana de camiones repletos de rastrojos de caña de azúcar, melazas y pacas de forrajes para mitigar el dantesco cuadro de cadáveres de vacas y animales macilentos.
Si todos sabemos lo que puede ocurrir, por qué no prepararnos como la temporada ciclónica. Para solucionar este problema no es necesario acudir a Albert Einstein.
Existe la tecnología, la cual consiste en la perforación desde ahora, de pozos tubulares con bombas sumergibles energizadas con paneles solares que no requieren baterías. Estos pozos alimentan reservorios recubiertos de geomembranas con capacidades para abrevar y almacenar agua de riego, capaz de cubrir hasta un máximo de 50 tareas, que garantizan la siembra de sorgo, maíz, caña de azúcar, maní y otras leguminosas que sirven de forrajes de corte.
Al precio de hoy, la cotización de esta tecnología se desglosa de la siguiente guisa: El pozo tubular cuesta unos 100 mil pesos; el panel solar ronda los $200 mil; el reservorio recubierto de geomembrana vale 700 mil pesos con instalación. En definitiva, con un millón de pesos promedio por predio, se dará solución a esta acuciante situación.
El Gobierno tiene aquí una económica, sencilla, práctica y rápida salida, que haciendo una extrapolación se obtiene, que con 500 millones de pesos se atendería igual número de medianos y pequeños ganaderos que enclavados en los terrenos secos de Buen Hombre, Guayubín, Partido, La Gorra, La Clavellina, Lajas de Campeche, Martín García, La Breña, Gumeyes, Villa Los Almácigos, y Tamines, claman y esperan. Más caro salen las penurias del hombre del campo.
Estas sugerencias quedan en las diligentes manos de Olmedo Caba Romano, expresidente codiano y exlegislador, previa aprobación del novel Gabinete Agropecuario. Mientras termina la presa de Guayubín y llega el inicio de las otras presas planificadas para el Noroeste.