El segundo round binacional

El segundo round binacional

El próximo lunes 3 en Jimaní, los delegados de los dos gobiernos de la isla reanudarán sus conversaciones, iniciadas el pasado 7 de enero en Juana Méndez, para allanar el camino de unas relaciones que la mala fe y suspicacias haitianas han colocado al borde del colapso.

En la reunión del pasado día 7, ambas comisiones llevaron a cabo un intercambio de choques de espadas, y la buena educación no estuvo ausente del diálogo, que a duras penas los delegados haitianos reconocieron la soberanía para hacer cumplir las leyes, asistidos por su recua de observadores, asesores e invitados que masificaron el encuentro.

Sin embargo, pocos días después, los haitianos escenificaron acciones típicas de ellos; una fue hacerle creer el ministro de Agricultura dominicano que se había levantado la veda al ingreso de huevos y pollos a Haití y otra pedir el cierre de 55 puestos fronterizos de los 59 existentes, donde semanalmente se llevan a cabo intensas operaciones comerciales.

Para este segundo round en Jimaní, se deben esperar sorpresas y peticiones fuera de contexto por parte de los haitianos, y los dominicanos, en su actitud de aguantar y soportar las indelicadezas de los haitianos, amarrarse la lengua de su orgullo para evitar que los haitianos se ofendan, se paren y se marchen, no sin antes aprovechar el exquisito buffet que será ofrecido por los dominicanos para la ocasión. Los haitianos le demostrarían a sus apoyadores de Venezuela, Estados Unidos y Canadá, aparte de Caricom, que son las víctimas de los explotadores y arrogantes dominicanos que los quieren aplastar.

Mientras tanto, el ingreso de haitianos sigue incontenible, pese a los anuncios de prohibiciones y suspensión de deportaciones, con una frontera incontrolada por los grandes beneficios que se derivan del tráfico humano de seres desesperados, que de otras maneras morirían en su territorio arrasado por la misma ignorancia y desesperación de seres, que sus propias autoridades le niegan el derecho a una identidad.

Los dominicanos necesitamos desesperadamente la mano de obra haitiana en muchas labores esenciales para la producción y generación de riquezas, tanto en la agricultura, la construcción o el turismo. La presencia de esa mano de obra, que ya no es explotada y recibe el mismo nivel de salarios que sus iguales dominicanos, les permite a esos nómadas occidentales asegurar su sustento, enviar remesas a su país y aprovechar las facilidades locales de educación, salud y diversión para ser entes sociales en los centros urbanos y rurales donde pernoctan, pero insertándose acompañados de sus creencias, mañas y vicios, contaminando a esos sectores donde el proceso de mezcla es mutuo de las dos razas.

Elaborar un plan, que le asegure a los haitianos su identificación y su nacionalidad, es una tarea imposible, que a los gobiernos haitianos no les interesa, ya que el propósito es mantener el caos existente que perjudica al Gobierno dominicano, obligado por las presiones internacionales de los amigos de Haití, renunciar a la soberanía para que, por razones humanitarias, no se insista en el plan de regularización y se continúe con la misma forma de irresponsable actuación, para que se estimule un éxodo en continuo aumento.

Hay mucho que conversar. Ojalá que el próximo lunes se establezcan al menos los protocolos y fundamentos para los intercambios comerciales de forma seria, no con la malicia que los haitianos se compro meten a observarlos para luego desacatarlos; pero el trompo embollado de los haitianos es anteponer la exigencia de que se discuta el alcance de la sentencia 168-13 para anular sus efectos, como condición para seguir conversando y promover acuerdos en el comercio, la industria, salud, educación y reforestación. No resultaría extraño que ese encuentro del próximo lunes se interrumpa ante alguna exigencia haitiana muy desproporcionada y destinada a que el país aparezca como agresor y terco para perjudicarlos.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas