El Seibo: historia, tradiciones y turismo ecológico

El Seibo: historia, tradiciones y turismo ecológico

EL SEIBO.- Este pueblo no sólo es parte de la historia sino por sí mismo una historia, el proceso doliente más sentido por los acontecimientos que ha marcado la historia en que ha visto amenazada nuestra independencia como nación.

Los seibanos han tenido una participación protagónica y notable en los principales hechos históricos que han caracterizado el curso de la historia dominicana, decisivos para la fundación y progreso de nuestro país, registrados en la Región Este y otros lugares, pues El Seibo ha estado ligado a todos los procesos históricos de la nación, desde la resistencia que el cacique Cotubanamá hizo en El Seibo a los colonizadores y su participación como escenario de la Batalla Palo Hincado, el 7 de noviembre de 1808, donde los más destacados auxiliares del general Juan Sánchez Ramírez fueron los seibanos Vicente Mercedes y el viejo padre Pedro Santana.

Su presencia en la lucha de independencia fue decisiva con los hermanos Ramón y Pedro Santana; así como los generales Marcos Evangelista y Eugenio Miches, éste último guardaespalda del general Pedro Santana.

En la Restauración de la República participó el seibano Manuel Mercedes y la dictadura de Ulises Heureaux (Lilis) fue enfrentada por el general Césareo Guillermo en la Batalla de El Cabao, a tres kilómetros de El Seibo.

La primera ocupación norteamericana de 1916 fue repudiada por seibanos conscientes.

Ubicación y fundación

El Seibo está situado en el Este y enclavado en la falda de la Cordillera Oriental a 126 kilómetros de Santo Domingo y para llegar a este paraíso sólo hay que tomar la autovía del Este y luego la carretera Mella a hora y media de la capital.

Esta ciudad surge como resultado del proceso de descubrimiento y colonización de la Región Este de la Isla, emprendido por el gobernador Nicolás de Ovando. El 10 de mayo de 1502 fue fundada por el español Juan de Esquivel, conquistador de Jamaica, con el nombre de Villa de Santa Cruz de Icayagua o Santa Cruz de El Seibo, en un lugar llamado Cuesta Prieta, en la margen oriental del Río Soco, pero cuentan los historiadores que un terremoto sacudió la aldea el 18 de octubre de 1751, destruyendo la villa; eso obligó su traslado un poco más al sur, en el lugar que hoy ocupa, terreno donado por los hermanos Mercedes.

En este tiempo Juan de Esquivel recibió ordenes expresas de Nicolás de Ovando para conquistar y pacificar todo el cacicazgo de Higüey, y dentro de esas conquistas quedó fundada la aldea de Santa Cruz de Icayagua o El Seibo.

[b]Cultura y tradiciones[/b]

Según el poeta Domingo Moreno Jiménez “en El Seibo la cultura es como flor silvestre”, porque es una ciudad de extraordinaria devoción, de rico acerbo artístico, folklórico y cultural, donde se realizan las únicas corridas de toros que se dan en el país, que datan de la colonización.

El folclor de los atabales llegó a El Seibo desde África, pero el atabal de aquí tiene una contradanza española, por eso son distintos a los palos o atabales que se bailan en Villa Mella.

La Santísima Cruz de Mayo

La existencia de la Santísima Cruz en El Seibo es de una larga historia, pues en el año 1679 el obispo de Santo Domingo Fray Domingo Fernández de Navarrete hace mención de una cruz en la ciudad de El Seibo.

Esta cruz era de ébano incrustada en plata y fue reconocida como símbolo de expresión de fe; luego esta venerada cruz o imagen patronal fue enchapada en plata en el año 1738 y adornada con ribetes de oro y piedras relumbrantes en 1820.

La Santísima Cruz adquirió mayor relevancia cuando el primado de las Américas Arzobispo Nouel, quien había sido cura párroco de El Seibo en los años comprendidos entre 1889 y 1890, trajo desde Roma una preciada reliquia de “Lignum Crusis” el madero de la cruz original donde fue crucificado Jesucristo.

[b]Atractivos turísticos[/b]

Actualmente, El Seibo es promocionado como lugar donde existe el mayor potencial de turismo ecológico en el Este, porque cuenta con recursos naturales que le permite a los amantes del deporte de montaña una variedad de actividades, pues la naturaleza es muy hermosa, solo basta con recorrer “la Ruta Ecológica” de la carretera El Seibo – Pedro Sánchez – Miches para disfrutar de la belleza de la Cordillera Oriental y explorar las cuevas de “La Chiva”, “La Hondonada”, así como el lago de “Los Pájaros” cuya formación se debe al hundimiento de un árbol gigantesco en donde se posan en horas de la tarde diversas aves del ecosistema que impera en la zona, así mismo podrá ser admirado el paisaje natural desde la cima de la montaña en el kilómetro 16, en donde también existe uno de los saltos mas bellos de zona: “El Salto del Cocuyo” que nace del Río Seibo.

En cada una de las cuevas existentes se podrá disfrutar del arte rupestre, legado de los primeros pobladores de esta comarca.

En el pico Los Copeyes, en la Cordillera Oriental, precisamente en la Loma del Cuamo, está el nacimiento del Río Soco, el cual durante su trayecto cuenta con balnearios como: el Charco del espumero, la Posa del Pan, el Chorreron, La Playita, Buena Noche, la Piedra Redonda, las dos Bocas donde se unen los Ríos Soco y Seibo y el paso del Cabao y el Charco de Julián.

[b]Exquisiteces seibanas[/b]

Cuando usted llega a esta ciudad lo reciben con dulzura, brindándole el mejor dulce de leche, el de doña Tula, que fabrica una mujer de color mulato llamada Juana Chalas Mercedes, mejor conocida como “Doña Tula” y los roquetes y bocadillos de arroz con piña de “Doña Lala”, que fabrica la familia Nolasco, así como las empanadillas de Julito García y junto a todas estas sabrosas ricuras uno de los símbolos de El Seibo: el mabí seibano, exquisita delicia embotellada y fabricada por la familia Otto Duvergé, cuyo tronco de la familia fue Don Tomas Otto Duvergé, precursor del desarrollo en El Seibo, pues gracias a él, los seibanos conocieron la luz eléctrica, el cine mudo, el primer carro, fábrica de hielo y otros inventos.

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