El señor tras bambalinas

El señor tras bambalinas

Me gusta ver a Dios en los grandes giros de la humanidad. Me han contemplado ustedes resaltar el papel de Su Santidad Juan Pablo II como instrumento del Creador. Me leyeron cuando les dije que Barack Obama era una imposición del Creador sobre un pueblo cuya clase política salió a una guerra absurda contra Saddam Hussein. Pues bien, acabo de oír a Obama disertar en la Universidad de El Cairo, en Egipto. Intrépido en sus proposiciones, lo juzgo por nueva vez un instrumento para un inusitado paso de la humanidad.

Barack Hussein Obama se encuentra en el camino entre el cristianismo y el islamismo. Por eso pudo decir cuanto ha planteado durante su recorrido por el Asia Menor y la región del Medio Oriente. Y con atrevimiento proclamó lo imperioso de un entendimiento de nuestras expresiones de fe y glorificación a Dios. La tarea que se ha impuesto presenta escollos insalvables. Para Dios, empero, nada es imposible. La obra que le encomendó al cura polaco Karol Wojtila era igualmente irrealizable. De manera que buscó un subterfugio y lo llevó al Vaticano.

No fue fácil conducirlo, pues la Iglesia le eligió primero a otro cura, italiano, Alberto Luciani. Pero ya el Señor había predestinado para esta otra labor al polaco. El Señor nos habla de manera enrevesada. Por eso puso a Morris West a decirnos de sus deseos. Estaba aferrado a las sandalias del pescador. Luciani, que eligió los nombres del evangelista místico y del predicador converso, duró un mes. Nueva reunión del colegio cardenalicio.

Y esta vez los cardenales entendieron el mensaje. Llegó el hombre que también a medio camino se encontraba entre el occidente pecador pero creyente y el occidente renegado. Y llegaba con una misión para la que fue auxiliado por Ronald Reagan. ¡Misterios del Creador!

Les recuerdo estas historias con la credulidad del carbonero. Cierro mis ojos y contemplo a Dios generando una época distinta para el mundo. Escuchen ahora a Obama ante la multitud de académicos y estudiantes de El Cairo.

 Advertirán que sin darnos cuenta, recorremos insondables caminos. Dios nos ayude a comprender sus propósitos.

Porque entendiéndolo podremos lograr la fraternidad entre las gentes, la armonía entre las naciones y la paz entre los gobiernos.

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