El sentido de vocación personal

El sentido de vocación personal

Vocación es el descubrimiento de un papel único que a uno le toca jugar para el logro del bien común (ver Dunker, “Marco 3-D”, 2013).

Es más que “autoestima” y más que “resiliencia”, “asertividad”, “sentido de pertenencia”, y quizá la suma de todo esto. Es la medida de salud mental, lo que caracteriza a las personas sanas, y lo que falta al enfermo mental. “El descubrimiento de este rol/talento/juego representa el nivel más alto de funcionamiento humano, y ese debe ser el propósito final, no solo de la intervención terapéutica, sino de toda intervención familiar o social”.

Vocación es, en primer lugar, un talento con el que se nace. Se atribuye a Howard Gardner (“Inteligencias Múltiples”, 1993) la siguiente frase: “si en el desempeño de alguna tarea te acusan de ‘torpe’ o ‘bruto’, puedes estar seguro de que para otra tarea eres un genio”. Es muy fácil reconocer que algunas personas nacen con algo que se puede llamar inteligencia “racional” y que tiene que ver con números (matemáticos), palabras (lingüistas), principios (teólogos o filósofos) o fuerzas (sociales, físicas, o químicas); otros nacen con más inteligencia “psicomotriz”, sea para el uso de la musculatura fina (artistas), o el uso de la musculatura gruesa (deportistas), mientras que otros son más diestros para el manejo de las relaciones interpersonales (mercadólogos, psicólogos, maestros). En otras palabras, se nace con algo, la vida lo pule, y ese el talento base de la vocación personal.

En segundo lugar, vocación es un rol que se desempeña para el logro del bien común. “La mejor metáfora de lo que significa rol es una orquesta o un equipo deportivo. Cada integrante del grupo es importante, pues se trata de un esfuerzo de ganar/ganar. Esto requiere anteponer las necesidades grupales ante las propias. Gómez De Liaño se refiere al rol como “el elemento más radical del análisis sociológico”: “Al igual que los papeles que los actores desempeñan en una función teatral, el rol social puede describirse, en sus rasgos esenciales, como algo dado previamente al portador –el actor- desde fuera de él; eso dado es un complejo de modos de conducta, que se armonizan con otros modos de conducta para formar un todo –de ahí que a los papeles también se les llame partes-; el actor ha de aprenderlos, y ninguna persona dramatis es exhaustiva”. El “sentido de pertenencia” (Durhkeim) tiene como variantes el “asocial” (no se integra al grupo); el “antisocial” (se opone a las reglas establecidas); la “anomia” (cultura marginal), y el “individualista” (se integra al grupo, pero con fines personales). La familia tiene la misión de lograr que sus miembros desarrollen ese sentido de pertenencia que le permita asumir su rol para el logro del bien común. 

Vocación es, finalmente, algo que se hace con gusto, como si fuera un juego, y no solo por incentivo económico. “El oficio es apenas un medio para ganarse la vida, pero no siempre coincide con el talento, ni se asume como un juego. Pasatiempo es algo que se hace por puro gusto, pero sin retribución monetaria, y es la razón de ser de algunas actividades artísticas, deportivas, políticas, o comunitarias. El éxito lograr que el oficio coincida con el juego, y no solo como un modo de ganarse la vida”. Cuando esto se logra se descubre la vocación, y el individuo logra su mejor espacio de realización personal, mejor salud, mayor producción económica, y mejores relaciones humanas en general.

El sentido de vocación personal es la mejor medida de salud mental,  favorece la “asertividad”, una “actitud positiva”, y un sano “sentido de pertenencia”. De este modo, vocación personal se traduce en patriotismo, sentido de identidad racial y sexual, una buena relación de pareja, y realización personal, incluyendo éxito laboral y buena salud.

“Ese es, por consiguiente, el objetivo final de cualquier proceso educativo, de toda terapia, o intervención social”.

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