“El sentido humano se ha ido perdiendo en la medicina”

“El sentido humano se ha ido perdiendo en la medicina”

Para hablar con él sobre su vida profesional hay que disponer de varias horas. Sus innumerables anécdotas transportan a revivir sus años de juventud, cuando empezaba la carrera de medicina. Y es que, a pesar de sus 93 años, el doctor Héctor Mateo conserva la emoción que quizás muchos jóvenes de hoy nunca han tenido.

Es quizás esta cualidad, junto a su dedicación, sensibilidad y humildad, con la que este gran hombre ha sabido ganarse un sitial importante en la medicina dominicana, específicamente en el área de cardiología.

Lamentablemente estas características ya no abunda en la mayoría de los médicos de hoy. Y según el criterio del doctor Mateo, la medicina se está viendo ahora como una industria.

“El sentido humano, desafortunadamente, se ha ido perdiendo en la medicina”, lamenta el re conocido médico.

A su juicio, el avance de la tecnología y que ahora la medicina se está mirando como una industria, han tenido que ver con esta nueva forma de ver y vivir esa profesión.

“Con el desarrollo de la tecnología, el médico confía más en los aparatos que en el valor que tiene la historia clínica (que se obtiene conversando con el paciente). Esta historia clínica sigue teniendo el mismo valor. A veces se hace el diagnóstico conversando con el paciente, los análisis se indican para confirmar. Muchos ahora ni conversan con el paciente. De una vez lo mandan a hacerse estudios”, critica este ejemplo de la buena cardiología.

Es por eso que, debido a la experiencia de 66 años ejerciendo la medicina, el doctor Mateo aconseja a los futuros médicos preocuparse más por los pacientes, conservar el calor humano en la práctica médica y que traten siempre de avanzar, estudiando cada día, para conocer los constantes avances científicos.

Y es precisamente el hecho de mantenerse activo, uno de los factores a los cuales atribuye que, a pesar de su edad, mantiene una mente muy lúcida, capaz de sorprender a cualquier persona.

Aunque cerró su consultorio hace solo unos siete meses, aún tiene pacientes que van a su casa o lo llaman por teléfono para conocer su opinión cuando tienen alguna situación de salud.

Un abuelo cibernético. Aunque no es fanático de las redes sociales, este “ciberabuelo”, como se hace llamar de forma humorística, confiesa que trata de mantenerse informado con relación a los nuevos tratamientos o avances científicos y tecnológicos, que sobre medicina que constantemente se dan a conocer.

Sus inicios. Desde pequeño, Héctor Mateo se sintió atraído por la naturaleza. Conocer el comportamiento de los animales era una de sus inquietudes. Esta preferencia le empujaron a sentirse atraído por la medicina. Llegó en 1941 desde su natal Cotuí a estudiar la carrera a la Universidad de Santo Domingo (hoy la UASD).

Su pasión por la cardiología le surgió cuando iba a practicar al hospital Padre Billini. “Ahí tuve la oportunidad de conocer los mejores maestros de la medicina de la época como fue al doctor Goico, que era anatomista y en especial al doctor Nicolás Pichardo” , explica.

El doctor Pichardo era cardiólogo, internista y neurólogo, y cuando él estaba dando sus prácticas, todos los estudiantes, e incluso algunos doctores lo rodeaban. “Hacer contacto con él me permitió inclinarme hacia la cardiología”.

Luego de estar un tiempo en Elías Piña y El Cercado, donde hizo su pasantía, fue nombrado como médico sanitario de de San Cristóbal. Más tarde, cuando construyeron el hospital Juan Pablo Pina de esa localidad, fue nombrado allí como médico interno. Ahí mejoró sus conocimientos de cardiología con el doctor Zade y luego se fue a estudiar la especialidad a Estados Unidos.

A su regreso, le ofrecieron ser el jefe de servicios de cardiología en ese mismo hospital.

 

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