El ser humano busca zafarse de las incertidumbres

El ser humano busca zafarse de las incertidumbres

Teófilo Quico Tabar

Con este tema recuerdo conversaciones sobre humanismo con la inolvidable parienta Yvelisse Prats de Pérez.

Si el hombre está obligado moralmente a las cosas necesarias para la realización de su destino, es porque tiene el derecho a realizar su destino; y si tiene el derecho a realizar su destino, tiene el derecho a las cosas necesarias para ello. Porque la noción del derecho es aún más profunda que la de la obligación moral, porque Dios tiene un derecho soberano sobre las criaturas.

Para el cristiano el hombre está hecho para dominar las cosas. Para apoderarse de la naturaleza.

Para ponerla al servicio de la humanidad en todos los aspectos, incluyendo el orden económico, el que también le pertenece. Como le pertenece la ciencia, la técnica, las máquinas, las fuentes de energía, las que existen y las nuevas. Racionalizar el trabajo para hacerlo eficiente y humano.

Todas estas cosas son auxiliares de sus conquistas. Porque el hombre, en su afán y su lucha busca liberarse de las cargas innecesarias. Zafarse de las incertidumbres que pesan sobre él. Busca satisfacción espiritual.

A veces se hacen pronunciamientos y elaboran proyectos hablando de la persona humana; sin embargo, en la acción se olvidan derechos vinculados a su propia naturaleza. Pasan por alto que las personas tienen derechos por el hecho de ser humanos. De ser personas que son dueños de sí y de sus actos y que por consiguiente no son solo un medio, sino un fin. Y un fin debe y tiene que ser tratado como tal; porque si el hombre tiene dignidad eso quiere decir que es sujeto de toda acción, no un instrumento.

Por tales razones, nunca se debe olvidar al ser humano en su esencia. No pasar por alto lo que implica la concepción de la dignidad intrínseca de los seres humanos. Por desgracia algunos solo piensan en las cosas materiales, las que casi siempre provocan mayores desequilibrios.

Porque no fundamentan su accionar tomando en cuenta a todos en su conjunto, ni teniendo en cuenta el verdadero sentido de la vida con dignidad.

El que piensa con sentido humanista y tomando en cuenta al hombre y su dignidad no puede ser partidario del falso progreso.

De ese progreso que deslumbra a los pequeños de mente y satisface vanidades mediocres. El que busca el verdadero progreso tiene que actuar decididamente contra los abusos y las desigualdades.

Busca el mejoramiento integral del hombre tanto material como brindarle las oportunidades de satisfacer sus necesidades espirituales, a todos por igual. A los de las ciudades pequeñas y grandes.

A los de los barrios y parajes.
Pero además, tanto la acción política, social, económica, como de cualquier naturaleza, deben realizarse respetando la dignidad humana.

Respetar la libertad, los méritos, e incluso las debilidades de los seres humanos. Porque cuando el hombre se forja su destino está implícita su elección y su voluntad.

Entender que la adhesión debe ser producto de la voluntad y no de la fuerza o de cualquier medio que quebrante la dignidad humana.

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