El ser humano en segundo plano

El ser humano en segundo plano

Juan Carlos Mejía.

Recientemente, fui testigo de un accidente de tránsito ocurrido cuando el chofer de una yipeta impactó a un triciclero a una velocidad considerable, luego de que éste tratara de atravesar a pedal la avenida Abraham Lincoln, desde la calle Porfirio Herrera.

Me tocó verlo pocos segundos antes y después de que ocurriera el hecho. Ambos estaban desprevenidos, confiados en la ruta que llevaban, y fueron sorprendidos en el segundo donde las cosas no se pueden variar. La yipeta impactó de tal modo al hombre a bordo del triciclo que lo lanzó por el aire y cayó, pero éste se paró tan pronto llegó al suelo.

Minutos después sucedió justo lo que me motivó a escribir sobre este tema. Luego de haber impactado al hombre, el chofer de la yipeta, que transitaba en dirección norte-sur por la Lincoln, se detuvo un momento dentro de ella, mientras observaba el triciclero limpiándose el polvo, medio desconcertado.

Posteriormente avanzó un poco, se estacionó a su derecha, abrió la puerta lentamente y una vez fuera del vehículo se dirigió a la parte frontal del mismo para verificar los “daños” que entendía le había provocado el impacto con el triciclo y el hombre.

Verificó minuciosamente por unos treintas segundos, y hasta se abajó un poco para visualizar algún rasguño en el bomper, no así en la persona que había chocado.

Cuando ya obtuvo una visión generalizada de los “daños” a su vehículo, en realidad no vi ninguno, entonces se dirigió caminando lentamente a la parte trasera, justo donde todavía permanecía el hombre accidentado, el cual todavía se revisaba y trataba de organizar lo que llevaba en su triciclo volcado por el vehículo.

Ahí fue entonces cuando decidí irme. La historia de interponer la parte material por encima de la supremacía que debe tener el ser humano se había escrito una vez más, ahora con una persona sencilla y anónima. Para mí, ya no tenía razón saber en que concluiría todo.

A partir de entonces pensé en el estado actual en que estamos como ser humano, con relación a nuestros iguales. Cómo, desde el pasado, hemos realizado elecciones sobre el modo de vida, que nos han llevado a un presente en el que el ser humano pasa a un plano secundario en hospitales, escuelas, comercio, vida familiar y la cotidianidad.

Pese a todo eso, evité pensar hacia donde vamos con esta conducta, y simplemente concluí que es necesario un cambio de sistema encarnado desde arriba, y desarrollado a todo lo amplio y largo en nuestra sociedad. Desgraciadamente para mi tranquilidad, aunque pensé largo tiempo quien pudiera representar ese cambio, mi frustración fue mayor.

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