El sexo de las líneas

El sexo de las líneas

A las personas expertas en asuntos eróticos se les llama “erotólogos”. Pedro Pablo Fernández, además de ser un veterano publicista, es un “erotólogo”. Él ha escrito un estudio acerca de “el sexo de la línea curva”. Ni a Pitágoras, ni a Euclides, los grandes geómetras de la antigüedad, se les ocurrió establecer el sexo de las figuras geométricas. Del círculo se dice que es la figura perfecta. Esta “perfección” del círculo impidió a los astrónomos, desde Copérnico hasta Galileo, comprender y medir las órbitas de los planetas, que son elípticas. Un poeta dominicano escribió del círculo: “por su forma, la lengua de Dios está explicando su gracia preferida”.
Llegó, incluso, a la afirmación temeraria de que el círculo es la sombra del rostro de la divinidad… proyectada sobre el mundo. Franklin Mieses Burgos también compuso un hermoso poema titulado “Anillo de Dios”. Pedro Pablo Fernández se atreve a conectar las puras línea ideales de la geometría con nalgas y muslos de mujer, con vientres, tetas, ombligos. Ha logrado la “comunicación de dos géneros” separados: la carne tridimensional y los trazos abstractos; los objetos extensos y los entes imaginarios. Las expresiones de Fernández oscilan entre la greguería y la poesía surrealista. Son ingeniosos dicharachos penetrados de sensualidad descarada. Todo ello sin renunciar al arte literario y sin caer en la enfermedad.
Llamo enfermedad, por ejemplo, a la obsesión de aquel matemático que veía en el signo de igualdad a dos amantes que hacían el amor. Tuvo que acudir al psiquiatra por la excitación sexual que provocaba en él acercarse a la pizarra y contemplar en una ecuación esas pequeñas barras paralelas. En el manicomio de Santo Domingo, en tiempos de Ulises Heureaux, había un loco convencido de que la letra hache cursiva era una mujer sentada en el piso, con los brazos apoyados en los codos, mostrando sus órganos sexuales.
Existe un erotólogo humorístico que ha el aborado unas “tablas morfológicas de las nalgas” en las que se clasifican los traseros según el tamaño y la forma. Abarcan tres razas y cuatro continentes: blancos, negros, amarillos; excluye Oceanía y, por lo tanto, no se refiere a las nalgas maoríes que llevó al lienzo el pintor Paul Gauguin. (20/5/2005).

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