A diez años de la promulgación de la Ley 55-93 sobre Sida, donde se consigna la pena por discriminación a los trabajadores con VIH, aún existen empresas que exigen pruebas diagnósticas para fines laborales como requisitos de ingreso, mientras otras optan por realizarlas a discreción sin la previa autorización de los afectados, en franca violación a lo estipulado.

En el capítulo I de esta ley se hace énfasis en que las pruebas para el diagnóstico de infección no deben realizarse para fines laborales como requisitos de ingreso a un trabajo o como condición para la permanencia en el empleo. Así mismo, las personas con Sida no deben ser estigmatizadas a la hora de recibir atención médica.

Esta aseveración la hizo Rubén Darío Burdiez, coordinador interinstitucional del Consejo Presidencial del Sida (COPRESIDA), durante el seminario.

De igual modo piensa Laura Pujols Subero, consultora jurídica de COPRESIDA, en el análisis titulado «El sida y los lugares de trabajo», publicado en el órgano de institución, en el cual reseña que esta enfermedad tiene incidencia en diversas áreas, y una de ellas es la laboral, en relación al tratamiento desigual que reciben las personas portadoras del virus por parte de los empleadores y compañeros de trabajo.

Las organizaciones de las Naciones Unidas, Internacional del Trabajo y Mundial de la Salud se han pronunciado en contra de esta situación y en tal sentido elaboraron varias declaraciones internacionales para que todos los países respeten los derechos de sus ciudadanos.

Pujols Subero pide a los distintos estamentos del Estado enfrentar esta situación elaborando e implementando políticas que garanticen el cumplimiento de la ley, prohiba la discriminación y asegure la confidencialidad de la información.

Según la experta, el impacto del VIH/Sida en este sector es visible y ha ocasionado la baja productividad en muchas empresas de varios países por el ausentismo, el aumento de costo de producción, gasto de atención médica del trabajador, entre otras.

[b]Una cifra en aumento[/b]

Según el Departamento de Vigilancia Epidemiológica de Salud Pública, desde que surgió la epidemia en el país han muerto 34.050 personas y de acuerdo a las proyecciones en el 2005 las muertes ascenderán a 78.000. Actualmente se estima que en el país hay 112.000 infectados y que en el 2005 podría ascender a 141.000.

Hoy día, la mayor vía de contagio de esta enfermedad es a través de las relaciones sexuales. Datos arrojados por el Departamento de Vigilancia Epidemiológica dan cuenta de que el 75.8 % de los casos de sida en el país corresponden a la transmisión heterosexual, el 7.1% al homobisexual, 4% por uso de drogas endovenosas, 3.3% transfusión de sangre y por transmisión vertical ( de madre a hijo durante el embarazo o el parto), un 2%.

[b]Otros apuntes sobre la Ley 55-93[/b]

El artículo 22 de la referida ley plantea que los trabajadores o empleadores seropositivos al VIH no están obligados a informar a sus empleadores sobre su condición serológica.

El artículo 4 cita que los laboratorios, bancos de sangre y cualquier otra institución que determine la presencia del virus VIH solo podrá entregar los resultados de la prueba médica a la persona afectada. En el párrafo I de este artículo plantea que toda información de seropositividad debe ser notificada con estricto carácter confidencial.

El artículo 5 garantiza que toda persona a la cual se le va hacer una prueba de VIH debe recibir pre y post consejería y apoyo emocional.

[b]Día Mundial del Sida[/b]

El Consejo Presidencial del Sida (COPRESIDA) con motivo de conmemorarse hoy el Día Mundial del Sida hace conciencia en las personas y le recuerda lo peligroso de esta enfermedad a través de la colocación de grandes lazos rojos en toda la ciudad.

La entidad ha colocado este símbolo de la solidaridad en monumentos nacionales, estadios de béisbol, iglesias y hospitales y otros lugares.

El «Lazo Rojo» es considerado por sus promotores como una de las formas más efectivas para crear conciencia sobre la pandemia.