Es una tradición en nuestro país la celebración de la Nochebuena, compartiendo entre
familiares y amigos, intercambio de regalos y, en algunos casos, la llegada de Santa Claus y
Reyes Magos. Esto trae consigo el apresurado paso de nuestros días, que aumenta la
movilidad, horas muestras en los pasillos de un supermercado, salón o barbería, el tarjetazo
en las tiendas e innumerables rituales que nos hace vociferar al unísono: ¡Hoy no se puede
salir a la calle!; así se armonizan los elementos que permiten que nuestros sentidos
identifiquen y confirmen que esa fecha es “especial”.
Este accionar social genera un impacto positivo en el comercio con el incremento en las
ventas, según reflejan los valores que registra el Banco Central cada año entre noviembre y
diciembre. Sorpresivamente, esta que ha sido la primera Navidad pos-COVID, sin las
restricciones sanitarias, con ampliación del horario para el expendio de bebidas y extensión
del tiempo de apertura de los comercios nocturnos, se pronosticaba un desborde de alegría.
La población en las calles “disfrutando de la libertad” bajo la premisa de que
permanecerían, en su mayoría, en la ciudad debido a que el fin de semana no incluía asueto.
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Aunque el Gobierno dominicano entregó el salario 13, a partir del 5 de diciembre, y los
bonos navideños, dos días después, la embestida de la inflación se hizo sentir. El
recogimiento de la sociedad ante la dura coyuntura económica que nos afecta fue bastante
obvia. En el día las calles se mantuvieron en un flujo con un taponamiento muy similar a
tiempos “normales”, mientras que la noche estuvo desierta, la mayoría de comercios
cerrados, aquellos que operaban bajo la luna con poco movimiento y las calles desoladas en
circulación y sin los rutinarios vehículos estacionados afuera de los edificios y casas.
En Argentina las ventas cayeron en 1.8% en comparación con las navidades del 2021,
informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME); en Colombia la Cámara
Nacional de Comercio proyecta una baja entre 20 y 25%; mientras que en México, de
acuerdo con Erick Calvillo, analista de la industria del consumo en Deloitte, relativamente el
consumo sigue fuerte debido a que los negocios están haciendo esfuerzos por no subir
mucho sus precios. En ese mismo orden, los economistas, Miguel Cardoso y Juan Ramón
García, del BBVA Research, basados en el aumento de la inflación, financiación más cara y
mayor incertidumbre sobre la situación económica, se reflejaría una disminución del gasto
de las familias en el tramo final del año, descendiendo en comparación con el 2021. De
acuerdo con los datos del Fondo Monetario Internacional, se espera que América Latina
cierre el año con una inflación de 11.2%, su nivel mas alto desde el 1992.
Esperemos que al cerrar el año las estadísticas oficiales en la República Dominicana sean
distintas a la percepción, mientras tanto los datos de la región y el boca en boca me lleva a la idea que esta festividad es de las más frías, en el aspecto económico, vividas en mucho
tiempo, definitivamente la inflación se tradujo en el silencio de la Navidad.