POR  RAIMUNDO TIRADO
El pasado mes de marzo escribimos en este mismo periódico un artículo titulado “Recogida de basura en horas pico”, para denunciar el gran problema de tránsito que se produce cuando en las horas de mayor tránsito vehicular aparece en medio de la vía un camión recogiendo basura.

Nos referimos particularmente al tapón que se forma en la avenida Juan María Lora Fernández, antigua Circunvalación de Los Ríos, de lunes a viernes, de 7:00 a 8:30 de la mañana, cuando en ese lapso un camión se dedica a recoger la basura, obstruyendo el tránsito de la mayoría de los ciudadanos que sale a sus trabajos a llevar los hijos a las escuelas, y a otras actividades diversas.

Nosotros sabemos que casi toda la recogida de basura de la capital está contratada con empresas privadas, pero aún así, el Ayuntamiento del Distrito Nacional es el principal responsable de todo cuanto ocurra en esta labor, porque es la institución que paga el servicio, y a él acudirán siempre los munícipes para cualquier reclamo.

La denuncia que hicimos en nuestro artículo de marras, compartida por todos los choferes y dueños de vehículos que transitan por la mencionada avenida, o por cualquier otra ruta de intenso tráfico, no le hizo siquiera cosquillas al síndico Roberto Salcedo, porque la situación sigue igual o peor.

Ahora los camiones aparecen en la demarcación con más frecuencia. Los trabajadores recogen la basura muy tranquilos, mientras choferes y pasajeros se irritan y pierden la paciencia, al percatarse de que van a llegar tarde a cumplir con sus compromisos.

Entendemos que el síndico ha sido elegido para enfrentar los problemas de los munícipes en el Distrito Nacional, y que él no puede eludir su responsabilidad. Por tanto, es una falta de respeto al ciudadano la no atención de los problemas que hacen crisis en la comunidad.

Estamos seguros que si Roberto Salcedo viviera por Los Ríos y barrios circundantes y tuviera que soportar todos los días la odisea de un gran tapón por culpa de los camiones que recogen la basura en horas pico, hace tiempo que el problema estuviera resuelto.

Otro caso es el relativo al helipuerto en el Malecón de Santo Domingo. A pesar de la oposición que a ese proyecto imprudente han hecho múltiples organizaciones de la sociedad civil, directivos de la Academia de Ciencias, y personalidades respetadas de la comunidad, al síndico Roberto Salcedo tampoco eso le hace cosquillas.

El caso es que estamos lidiando con muchas autoridades que fueron elegidas, no para atender a las necesidades y clamores de la ciudadanía, sino para poner en ejecución sus propios proyectos, sus caprichos, y lo que les salga de los forros.

Ojalá que el síndico Roberto Salcedo se desligue de esa categoría de funcionarios y nos sorprenda poniendo más atención a la solución de los problemas que afectan a los munícipes de su demarcación, como los denunciados en este artículo, para tranquilidad de todos, y hará justicia.