El síndrome antichino

El síndrome antichino

El diccionario define “síndrome” como “conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad”.

Casi de eso se trata la feroz campaña contra China. ¿Cuál es el problema? ¿El déficit comercial? ¿La ventaja tecnológica de Huawei? ¿Hong Kong? ¿El laboratorio de virología de Wuhan? ¿Los efectos de la pandemia? ¿El mar de China meridional? ¿La minoría musulmana en China? ¿La democracia? ¿El Partido Comunista chino? ¿Espionaje industrial? Sin embargo, en rigor, todo ello no es realmente producto de una enfermedad –aunque es enfermizo-, responde a un objetivo electoral y una preocupación existencial.

Todas son causas perdidas.

El déficit de 2019 fue de 345 mil millones de dólares; Huawei, de abril a junio 2020, a pesar de restricciones, vendió 55,8 millones de teléfonos inteligentes desplazando a Samsung; bajo soberanía china la seguridad de Hong Kong es su responsabilidad y no de su antigua metrópoli y asociados; científicos del mundo, incluyendo estadounidenses, han demostrado que el virus no es manufactura humana, aunque ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado se hayan enterado; todo el mundo en EEUU, excepto los republicanos alineados a Trump, saben que él es el responsable del desastre humanitario que sufre el país; la solución de los diferendos en el mar de China meridional son responsabilidad de los implicados y EEUU no es parte en ello; ¿Washington preocupado por los musulmanes chinos?, ¿y si China se preocupase por los negros y latinos en EEUU?; hay países aliados de EEUU con problemas y falencias de democracia y no preocupan a Washington; ¿qué asusta del PCCh, su éxito?, comoquiera es un problema chino.

¿Hablan de espionaje industrial pensando descalificar la vacuna china? Habrá varias vacunas pero veremos cuáles se manejen de manera solidaria y cuáles con avaricia mercantil.

El cierre del consulado en Houston provocó el cierre del de Chengdu, donde Washington manejaba los problemas del Tíbet, uno de sus temas predilectos contra China.

Lo tradicional cuando se habla de “espionaje” es expulsar a sospechosos pero no cerrar una sede diplomática; ¿se quiere romper relaciones? Vienen más medidas anti chinas: se analiza excluir empresas que cotizan en Wall Street y manejan prohibir visas a 92 millones de militantes del PCCh.

China no dudó en parársele firme a EEUU siendo aún débil; hoy, más poderosa que la URSS en su tiempo, no duda en responder provocando pataletas en una capital no acostumbrada que le contesten y no le teman.

El canciller Wang Yi aseguró que Beijing responderá al “virus político” que afecta a Washington.

El mundo necesita que China demuestre mucha sangre fría porque es de temer que la angustia electoral de un candidato, en alocada carrera por mostrarse “duro” con China provoque un roce militar estando la nación bajo la influencia de una brutal campaña anti china.

Pondría a Beijing ante un dilema: no responder adecuadamente puede envalentonar y dar la respuesta adecuada, puede agravar la situación.

Para el Washington Post Trump es “el peor presidente en la historia de Estados Unidos”; si ese prestigioso medio lo dice, respetemos la independencia y libertad de expresión.

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