El síndrome antichino

El síndrome antichino

Eduardo Klinger Pevida

Un síndrome es el “conjunto de síntomas o afecciones que se presentan juntos y sugieren la presencia de cierta enfermedad o mayor probabilidad de padecer la enfermedad”. En EEUU la obsesión anti china se ha extendido fuertemente en la sociedad, no solo como síndrome xenofóbico, tildando a la gigante y potente nación asiática como “amenaza y peligro” a largo plazo.

Desde Beijing no se ha tomado una sola acción que suponga amenaza militar para EEUU como no sea la clara advertencia de no estimular la independencia de Taiwán porque eso si podría llevar a una guerra. Nítida “línea roja” de la que Biden ha dicho que no le hablen (¿?). El verdadero susto, injustificado, que viene de China es una potente e indetenible efervescencia económica y tecnológica con la que, de facto, se reconocen incapaz de competir.

Frente a la contundencia de esa realidad, no encuentran otra alternativa que satanizar a China, y todo lo que hace, inventando fantasías y “fake news” que fomentan profundo sentimiento interno de odio que victimiza no solo a los de origen chino sino a todos los asiáticos. ¿Hacia donde va la sociedad estadounidense tan “preocupada” por los derechos humanos de uigures y otras comunidades en el mundo mientras que internamente rechazan a negros e hispanos y ahora también a asiáticos y todo lo que no sea “blanco”?

Cuando Trump lanzó su Iniciativa China para perseguir “espías chinos” el Departamento de Justicia caracterizó racialmente a los norteamericanos de origen chino provocando que muchos investigadores chinos que trabajaban en EEUU abandonaran el país. Biden descartó la Iniciativa pero ni el Departamento de Justicia ni el comité anti China del Congreso la han abandonado.

EEUU busca cualquier pretexto para calentar la relación con China: el globo -que reconocieron que no espiaba-, la pandemia. En libro propio de próxima aparición demuestro contundentemente, sólidamente documentado, el origen del covid-19 y de la “carnicería” que sufrió EEUU:

Washington sí da suficientes razones a Beiing para sentirse amenazado con las acciones y expresas declaraciones de preparación para la guerra. Mientras el Pentágono reconoce que China posee la más potente y grande Armada del mundo, rebasando significativamente a la estadounidense, un hecho cierto es que esa Armada no se exhibe por el mundo intimidando y amenazando, sino que se concentra, hoy por hoy, en el Pacífico, donde están los intereses de la nación china.

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